Opinión
Ordenamiento Ecológico: clave del desarrollo
Los proyectos emblemáticos del gobierno federal, como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, lucen sin rumbo ni congruencia. Buscan aumentar la obra pública, la generación de empleos y la actividad económica, pero no están insertos en un plan amplio de desarrollo territorial y van en franca oposición a la sustentabilidad ambiental. Esto parece no ser relevante porque las encuestas dicen que sí se hagan.
Un lastre del país es la falta de planeación de largo plazo. Cada gobierno entra a reinventar al país, al estado o al municipio. Los planes de desarrollo son diseñados por la administración en turno y su vigencia es para el plazo de su gobierno. Estamos inmersos en una dinámica de elaboración, muchas veces sobre las rodillas y a contrarreloj, de planes que empiezan a hacerse al entrar la nueva administración, no se aplican hasta el año siguiente, y dejan muchos pendientes. Hay poca evaluación de la calidad de los planes de desarrollo y mucho menos un dictamen de los resultados alcanzados. Además, estos documentos no son vinculantes, por lo que mucho se queda en buenas intenciones que, si no se logran, nada pasa.
Es urgente hacer planes a treinta o cincuenta años, donde los gobernantes en turno durante su administración, hagan eso, administrar los programas existentes, de manera efectiva y eficiente, avanzando hacia el cumplimiento de las metas de largo plazo. Hasta hoy no se ha publicado un plan nacional de desarrollo de largo aliento, y esto hace que no haya rumbo en la política nacional de desarrollo y mucho menos en las estatales y municipales. Lo que impera es la ocurrencia del gobierno en turno, a los tres niveles.
Un plan de desarrollo de largo plazo debiera ir con un planteamiento de ordenamiento territorial bien pensado, moderno, que se centre en la localización y funcionamiento de las cuencas atmosféricas, las cuencas hídricas y los recursos naturales. Se trata en el fondo de un plan de ordenamiento ecológico (OE). Sin un sistema ambiental sano y funcional difícilmente se podrá lograr desarrollo sustentable, pero sobre la base de un OE, se puede montar la infraestructura necesaria para lograr un desarrollo territorial pleno. A continuación, algunos ejemplos.
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La expansión desmedida de las zonas urbanas invade fronteras agrícolas y forestales. El OE puede limitar este crecimiento. Los desarrolladores deben cumplir estos lineamientos y mitigar los impactos ambientales y sociales que provocan. El ordenamiento sirve para otorgar permisos a partir del uso de suelo establecido y de la disponibilidad de recursos y de infraestructura. De no contar la zona con los recursos necesarios para la provisión de servicios, el mismo plan de OE, y no un funcionario público que está de paso, definirá si se pueden dar o no los permisos de construcción.
En las zonas rurales el OE sirve para frenar las concesiones de explotación de recursos. Cada municipio puede decidir qué tipo de actividad económica puede darse, y una vez que esto está legalmente establecido, la federación y el estado deben acatar esos OE. Son mecanismos de protección ante el desarrollo de megaproyectos que afectan a las comunidades y extraen los recursos sin un beneficio claro para el municipio y el estado.
Para lograr convergencia regional, se debe revisar la infraestructura de transporte existente en función de la conectividad y los costos de transporte en los que se traduce. A grandes rasgos, existe una amplia conectividad en el norte y centro del país, pero poca en el sur y las zonas costeras, reforzado por lo que queda de la red de transporte ferroviario. Al interior de los estados, la historia se repite. Hay zonas conectadas a la capital y a otras ciudades tanto dentro como fuera del estado, pero otras están aisladas y por tanto pobres. Los OE pueden ayudar a identificar puntos a unir y lugares por donde unirlos.
Los ejemplos anteriores muestran cómo puede usarse el OE en pro de un desarrollo sustentable. Pero la mera existencia de estos planes no es suficiente, se requiere sean vinculantes y con sanciones severas en caso de violación. El entorno natural es una condición necesaria para el desarrollo, que no se adaptará para satisfacer nuestras necesidades. Tampoco tiene una capacidad de carga y de regeneración infinita. Urge, a nivel federal, estatal y municipal, se trabaje en planes de ordenamiento ecológico con dientes y sanciones que den las pautas para el desarrollo bien pensado y de largo plazo que el país tanto necesita.
La autora Directora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga SJ de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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