Opinión
México, tercera nación receptora de asilados
Así como lo oye, en plena pandemia, México se convirtió en la tercera nación del mundo en recibir solicitantes de protección internacional, sólo superada por Estados Unidos y Alemania.
En menos de una década, las solicitudes de refugio en México aumentaron 5 mil por ciento. Pasaron de 1,296 en 2013 a más de 130 mil en 2021 y 100 mil en 2022, de acuerdo con cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
La mayoría de los solicitantes de refugio provienen de los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras), le siguen Venezuela y Haití. Y aunque esa población está concentrada en la frontera sur (entre 7 y 8 de cada 10 solicitudes se recibieron en los estados de Chiapas, Tabasco y Veracruz), no deja de ser preocupante el escenario de violencia, inseguridad y crisis económica en que se están desarrollando estos acontecimientos.
Lo más alarmante, es que en plena pandemia México se convirtió en la segunda nación expulsora de migrantes, sólo superado por la India. Lo que es lo mismo, no podemos resolver nuestros problemas y estamos recibiendo personas extranjeras desplazadas sin un plan, sin infraestructura, sin servicios. Sin darles una protección adecuada, por decir lo menos.
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Esta misma semana, más de mil migrantes, mayoritariamente venezolanos, intentaron cruzar en estampida hacia Estados Unidos por uno de los puentes fronterizos de Ciudad Juárez, en lo que constituyen actos desesperados para conseguir el asilo en aquella nación.
Desde luego, no pudieron cruzar. Los periódicos locales han venido informando que las familias con niños pequeños deambulan por la ciudad, duermen en la calle, pues no tiene dinero para pagar un alojamiento y dependen de la caridad para obtener un poco de comida.
Este complicado escenario para México, en realidad tiene su origen en el endurecimiento de las medidas de seguridad fronteriza y restricción de las políticas de asilo de Estados Unidos.
Algunos colegas aseguran que los extranjeros que solicitan asilo en México, en realidad están tratando de ganar tiempo para poder acceder en algún momento a la frontera norte y entrar de alguna forma a Estados Unidos.
Hay que recordar desde 2019, un año antes de que comenzara la pandemia por Covid-19, el entonces presidente Donald Trump puso en marcha un programa para que sus solicitantes de asilo esperaran en México y en 2020, con el pretexto de la salud pública, puso en vigor el Título 42, con el que retornó en la frontera a la mayoría de migrantes solicitantes de asilo. Esta medida estará en vigor hasta mayo de 2023.
De acuerdo con la publicación Título 42, cambios y afectaciones a raíz de su implementación, elaborado por investigadores de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, “a raíz de la implementación del Título 42 y su esquema de expulsión, se estima que de 2020 a 2022 en la frontera sudoeste de Estados Unidos, se han dado casi 2.3 millones de eventos de expulsión a México. De ellos, más de 1.4 millones son personas mexicanas y, casi un millón, personas de otras nacionalidades, principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador”.
Lo preocupante es que el gobierno mexicano –bajo todas las modalidades de devolución y expulsión– sólo ha ubicado en este periodo 713 000 eventos de devolución de mexicanos(as), por lo que se calcula que hay más de un millón de eventos de expulsión de nuestros connacionales, de los cuales no se tiene registro. Y si se suman las personas migrantes de otras nacionalidades devueltas a México, esta cantidad podría llegar a dos millones de personas migrantes expulsadas desde el establecimiento de este Título y de las cuales no se tienen registro.
No se sabe qué hicieron dos millones de personas. Vaya. El escenario posible es que contrataron coyotes e ingresaron de forma irregular a Estados Unidos, o bien viven en alguna de nuestras ciudades fronterizas o bien, fueron deportadas, así como llegaron, rápido.
El Título 42, según la Segob “en realidad ha sido utilizada con una doble intención: de control y de presión política, control sobre las personas solicitantes de asilo, pues se ha impedido que las y los nacionales de los países que históricamente han tenido mayor demanda por esta garantía puedan acceder a ella, y presión sobre el gobierno federal de Estados Unidos, ya que ahora los estados fronterizos (en su mayoría republicanos) argumentan que el Título 42 no debe terminarse sin su consentimiento debido a la carga que esto representará para ellos”.
La pandemia resultó un momento oportuno para realizar acciones deliberadas en contra de las personas migrantes y solicitantes de asilo; aunque al inicio el Título 42 fue parte de una serie de disposiciones integrales que incluían otros aspectos como el económico, el sanitario y de movilidad dentro y fuera de Estados Unidos, tras tres años de haber iniciado la pandemia y una vez que se ha comenzado a reestablecer la mayoría de las actividades, y cuando incluso en Estados Unidos ya no es obligatorio el uso de mascarillas, esta medida de contención sanitaria ya no tiene justificación.
Pues estamos en un momento de mucha confusión. Con una gran incapacidad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para gestionar esta nueva realidad migratoria. El propio jefe de la Unidad de América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco, declaró que el incremento de la migración es un reto para el que el gobierno de México no está “necesariamente preparado”.
Y las cosas van de mal en peor porque en la medida que se desvanece el sistema de asilo estadounidense, nuestra carga de solicitudes de asilo aumentará.
El cinco de enero de 2023, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos anunció que estaría preparándose para continuar con el fin de la aplicación del Título 42 y anunció nuevas medidas para el control fronterizo, donde el objetivo es controlar las solicitudes de ingreso a este país de forma ordenada y segura. Esto es a través de una aplicación denominada CBP one, cuya puesta en marcha ha sido muy criticada por organizaciones sociales. Pero de eso hablaremos en la siguiente entrega. Por ahora, lo único que le puedo decir es que la ola migrante cada día será más visible en todo el país.
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