Opinión
Verificación vehicular, ¿sí o no?
En la década de los ochenta, distintas ciudades del mundo experimentaron una contaminación atmosférica sin precedentes, con las respectivas consecuencias a la salud de sus habitantes, por lo que los gobiernos debían evitarla como diera lugar e implementar políticas públicas para ello.
La Ciudad de México, una de las más contaminadas a nivel mundial, decidió en el año 1989 implementar el programa denominado: Un día sin auto, a través del cual las y los propietarios de vehículos automotores dejarían de circular una vez a la semana. Se dijo en su momento que dicho programa sería de carácter temporal y tuvo como fin reducir los altos índices de ozono. El programa tuvo éxito; por supuesto, si se reducen las fuentes de contaminación, por lógica la emisión de gases disminuye y sus repercusiones también. De esta manera, en 1990 se le cambió el nombre por el que hoy se le conoce: Hoy no circula. Además de impedir la circulación de vehículos, la política pública se complementó con un examen de emisión de contaminantes, la verificación vehicular, que consistía y sigue consistiendo, en una prueba para checar si están dentro o no dentro de los estándares de la Norma Oficial Mexicana.
La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, en su artículo 112, regula la verificación vehicular; le otorga la facultad a los gobiernos estatales para establecer y operar sistemas de verificación de emisiones de automotores, sistemas de monitoreo de la calidad del aire y la suspensión de circulación en casos graves de contaminación. Con dicha facultad, el Gobierno del Estado de Puebla en la Ley para la Protección del Ambiente Natural y el Desarrollo Sustentable, establece en su artículo 120 la obligación de realizar la verificación.
Los vehículos deben de cumplir con la NOM-167-SEMARNAT-2017, para obtener el holograma cero; para los hologramas tipo 1 y 2, el Programa de Verificación Vehicular Obligatoria establece límites máximos permisibles, sin que se sepa el fundamento de los mismos.
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El objetivo primordial de la verificación vehicular es la salud de todas y todos para no sobrepasar los niveles de ozono, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, dióxido de azufre, partículas menores a 10 micrómetros y partículas menores a 2.5 micrómetros. Los niveles de contaminación se miden a través de la Red Estatal de Monitoreo Atmosférico, cuyas estaciones se encuentran en Agua Santa, el Benemérito Instituto Normal del Estado (BINE), en el Parque de las Ninfas (25 Poniente), en la Universidad Tecnológica de Puebla (UTP) y en el Velódromo (Periférico). Hay que preguntarnos si con dichas cinco estaciones realmente se cubre toda la zona metropolitana de Puebla; por ejemplo, del propio mapa de Reporte horario índice aire y salud en la ZMVP, se puede percibir que no se sabe la calidad del aire en Ciudad Universitaria, de toda la Colonia San Manuel, o La Margarita, zonas densamente pobladas, con comercios, pero sobre todo con escuelas y hospitales donde hay personas con mayor vulnerabilidad en caso de existir mala calidad del aire. Del otro lado de la ciudad, de la Recta a Cholula hasta Boulevard Atlixco con entronque con Periférico, tampoco existe monitoreo.
Si el fundamento es la salud, ¿no deberían existir estaciones de monitoreo ambiental en otras zonas de la ciudad? Por supuesto que sí, deberían estar en toda la zona conurbada de Puebla; así como Tehuacán, San Martín Texmelucan, Teziutlán, Huauchinango y Atlixco. Se podría pensar que en dichos centros de población no hay contaminación, pero nunca está demás demostrarlo; recordemos que uno de los principios del derecho ambiental es el de prevención.
La verificación vehicular es un buen programa, pero no se puede ver aislado o tomarse como respuesta total para la problemática de la contaminación atmosférica. Debe existir una política pública integral, así como un buen transporte público, con el fin de dejar el uso del automóvil particular, cosa que no sucede. También debiera existir un programa de visitas de inspección coordinadas entre la federación (PROFEPA,) el Estado (SMADSOT) y los ayuntamientos, con el fin de verificar qué tanto la industria, como establecimientos mercantiles, se encuentren cumpliendo con sus niveles máximos permisibles.
Esperemos que en unos meses baje a través de la verificación vehicular la contaminación atmosférica en Puebla; estaremos atentos realizando la investigación y análisis respectivo para darlo a conocer.
El autor es académico de la Universidad Iberoamericana Puebla.
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