Opinión
Es posible prevenir el acoso escolar
El acoso escolar según la Comisión Nacional de Derechos Humano (CNDH) afecta al 40% de la población escolar de primaria y secundaria en México; es decir, 7 millones 500 mil niñas, niños y adolescentes han sufrido hostigamiento, intimidación, discriminación, rumores infundados, bromas insultantes y hasta golpes en su entorno.
México según la OCDE ocupa el primer lugar de los 34 países miembros en violencia física, verbal, psicológica y social entre alumnos de educación básica (primaria y secundaria); posterior a la pandemia la violencia escolar aumentó un 75% y de bullying un 80%; vivimos una situación sumamente delicada en nuestro país. La violencia escolar se ha intensificado y debe ser atendido como crisis nacional.
Para iniciar tenemos que entender que acoso escolar no es lo mismo que el bullying, este segundo concepto corresponde a un concepto anglosajón individualista que no se enfoca en la comunidad educativa, haciendo del concepto bullying un concepto anti-derechos , en cambio acoso escolar o violencia escolar es un concepto más amplio y donde caben diversos esquemas de violencias como lo es la violencia o acoso sexual y del que han hecho referencia muchas comunidades escolares a lo largo y ancho del país hablando a través de los llamados tendederos, visibilizando el acoso vivido por maestros y alumnos, hoy vivimos diversos tipos de violencias y la violencia institucional es una de las más graves pues no se toman medidas de prevención y frente a los hechos y brotes de agresión que se han vivido, existe omisión y negligencia
El detener a los responsables del bullying no es suficiente, pues esto no exime a los responsables adultos, desde los padres o tutores hasta los maestros y directivos, pues esto solo hace victimarios a quienes también son víctimas desde otras líneas y también incentiva la violencia pues la normalización y su invisibilización hacen que los victimarios se sientan impunes y actúen con mayor seguridad y mayor violencia.
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No podemos permitir que se normalice la violencia en las escuelas, no podemos permitirnos que adultos e infancias construyamos una sociedad más violenta y que además decir que es normal en nuestra sociedad, por ejemplo la UNAM en 2020 recabó información que arroja que el 63% de las infancias siguen siendo golpeados con fines educativos, el 60% de los adultos consideran que las infancias si deben tener derechos, un 20% considera que solo podrían tener de derechos los que decidieran los padres y un 20% de la población adulta dice que las infancias no tienen derechos; es decir, a pesar de vivir en el siglo 21 aún hay un 40% de personas que cree que las infancias no tienen derechos.
En Puebla diversos casos de bullying se han dado a conocer en redes. Un video que circula en redes sociales muestra el momento en el que alumnos del Colegio “John F. Kennedy”, ubicado en Tehuacán, molestan a uno de sus compañeros, dándole golpes en diversas partes del cuerpo; otro caso con alumnos que protagonizaron una pelea dentro de un salón de clases en el Centro Escolar “Niños Héroes de Chapultepec” (CENHCH). Hace unas semanas, un video se viralizó porque Norma, de 14 años, perdió la vida luego de pelearse con una compañera que le hacía bullying. La joven fue golpeada con una piedra y los traumatismos sufridos derivaron en su muerte, todo esto ocurrió en la “Secundaria Oficial 0518 Anexa a la Normal de Teotihuacán”, en el Estado de México.
La omisión de las autoridades para atender la violencia desde una lógica de políticas públicas y no desde una visión policiaca, está motivando la repetición de los casos y generando una sistematización de la violencia. Urge asumirnos como sujetos de derechos tanto infancias como adultos y construir desde el poder público procesos de construcción de paz y de cultura de derechos humanos tanto a las infancias como a los adultos, debemos romper con esta violencia que se ve en cada esquina en nuestro estado.
Una forma de romper con la violencia a las infancias es entendiendo que tanto, niñas, niños y adolescentes son personas, sujetos de derechos y no objetos de propiedad familiar; es decir, no se resuelven las cosas pagando el golpe o el daño, pues no son cosas que se arreglan con dinero. Las infancias al sufrir una afectación es de muy profunda consecuencia lo que sucede, que se ve amenazada la propia dignidad de la persona y corre un alto riesgo de rompimiento de la red de protección del mismo círculo familiar.
Otra forma de romper con la violencia escolar es atacando la discriminación y no solo implementando o incrementando las sanciones, sino educando y formando a las infancias y des-construyendo a los adultos con cultura de derechos humanos y no discriminación. Necesitamos reconstruirnos como sociedad y apartarnos de los esquemas de violencia e individualización de las conductas, viendo al de enfrente como una cosa inferior a nosotros mismos.
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