Opinión

Biblioteca en universidad jesuita

Viernes, Febrero 3, 2023
Leer más sobre José Guadalupe Sánchez Aviña
La biblioteca de la Ibero Puebla es el alma y corazón intelectual que alimenta a toda la universidad
Doctor en Educación, Sistema Universitario Jesuita ademas de ser maestro en Investigación Educativa por la Ibero Puebla realizó su licenciatura en Sociología por la UNAM . Actualmente es Académico de Ibero Puebla
Biblioteca en universidad jesuita

Pretender la formación de hombres y mujeres para los demás, representa no solo el faro orientador de la tarea formativa de una universidad jesuita, sino un compromiso que exige lo mejor de cada uno de quienes colaboramos en una institución educativa confiada a la Compañía de Jesús.

Cada área que interviene en el cumplimiento de las funciones universitarias, merece ser considerada por su importancia; sin embargo, la Biblioteca, al ser la unidad académica de servicio transversal especializada en gestión de la información y el conocimiento, que presta apoyo y acompañamiento a todo proceso formativo que se desarrolla en la Institución, representa el centro dinámico en donde se reúne, organiza y difunde el conocimiento; representa el corazón de la Universidad desde el cual se impulsa conocimiento, a cada parte integrante de ella.

La biblioteca de una institución jesuita, como la Ibero Puebla, no puede ser vista como la bóveda que acumula información, sino como el alma y corazón intelectual, que alimenta a toda la universidad. La biblioteca no solo responde adecuadamente a los requerimientos experimentados por las universidades en su evolución, sino que es factor de impulso para lograrla; la Biblioteca hace Universidad.

La universidad, como institución educativa del nivel superior, tiene tres funciones esenciales, mismas que la biblioteca, como unidad académica de servicio transversal, especializada, respalda y acompaña de manera cercana y decisiva. La biblioteca constituye un espacio complementario al aula, pero a diferencia de ésta, en donde se sigue una ruta preestablecida por el currículo, en la biblioteca es el usuario quien la traza y la recorre por sí mismo, acompañado por personal especializado. A través del préstamo de libros, la biblioteca encuentra múltiples extensiones, a donde es llevado alguno de los recursos de ella, o bien, por medio del acceso remoto a alguno de sus recursos electrónicos.

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La biblioteca de una institución jesuita, sobre la base de la pedagogía ignaciana, pretende la formación de usuarios autónomos, críticos y reflexivos, capaces de ir más allá de la información e incursionar en la recreación del conocimiento. La excelencia en nuestra labor, se alcanza en el momento de acompañar a cada usuario, de acuerdo a sus propias características y necesidades, así como cuando se aprovecha la memoria, entendimiento, imaginación y sentimientos, como plataforma para que el usuario capte el significado y el valor esencial de lo que estudia, para relacionarlo con otros conocimientos y sus propias experiencias como sujeto actuante.

Los espacios de una biblioteca son entornos favorecedores de ambientes de aprendizaje y conocimiento, en el cual, cada miembro contribuye desde sus funciones encomendadas, así como a partir de su diversidad de perfiles constituye una red de acompañamiento integral del usuario. Esto obliga a la valoración y adecuación, en caso necesario, de sus espacios no solo en tanto la suficiencia, sino desde su pertinencia a la pretensión anunciada.

Su organización constituye una comunidad centrada en la comunicación humana y humanizante, soportada por una estructura firme, flexible y dinámica; es comunidad participativa, en donde los usuarios se sienten comprendidos, considerados y atendidos, lo mismo que cada miembro de su equipo de colaboradores.

Sobre la base del acompañamiento, el usuario complementa su formación como Ser reflexivo, que comprende, que el simple hecho de poseer la información no significa nada, sino que requiere de la reflexión y de asumir una postura propia. Con el magis como soporte del proceso, el usuario autónomo, es la pretensión.

Dentro de la organización universitaria, son unidades autónomas capaces de una mirada integral de la función universitaria, para generar respuestas y apoyos igualmente integrales, que apuntan a la innovación. Esta posición, le obliga dar servicio a todas y cada una de las áreas que la integran.

Para apreciar su desempeño, siempre en el marco de los procesos formativos institucionales, es necesario prestar atención a su impacto en el aprendizaje, la investigación y el conocimiento, además del aprovechamiento de los recursos y la estadística descriptiva de su labor diaria. De manera complementaria, su función debe comprenderse como un proceso, que si bien, deriva en el uso de materiales y espacios, involucra diversos subprocesos técnicos y de operación, previos y posteriores al libro en el estante.

Las universidades como espacios privilegiados, acogen y protegen a las bibliotecas, y éstas, en correspondencia nutren, en conocimiento y espíritu, a su comunidad; la una, no se entiende sin la otra.

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