El mes pasado nos enteramos de la muerte de Carlos Saura. Mucha tinta corrió desde entonces. Las notas valoraban sobre todo al Carlos Saura que, a través de sus películas, se opuso a la dictadura franquista. Cuando se critica o se elogia al poder desde el arte, la belleza suele pasar a segundo plano. Este no es el caso de Carlos Saura. Su crítica al franquismo no lo hizo renunciar a la belleza y a la poesía.

Así que mientras ridiculiza a la dictadura, podemos apreciar escenas cargadas de un sentido estético que trasciende al hecho histórico del momento: en la película Cría Cuervos (1976), es memorable la escena en que la madre y la hija (Anna Torrent), llenas de melancolía cantan la canción “Porque te vas”, interpretada por Jeannette y compuesta por José Luis Perales. En 1976, cuando la película ganó el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, por los pasillos del festival se organizaban corrillos cantando a coro: “Todas las promesas de nuestro amor se irán contigo, porque te vas”.

Más allá de las maravillosas escenas en las películas de Saura, me gustaría resaltar la costumbre de algunos directores de cine de recurrir con frecuencia a los mismos actores, de tal suerte, que se construye una relación casi íntima entre el actor y el director. Esto lo hemos visto en diversos directores, el más representativo de todos es François Truffaut que filmó cuatro películas con Jean-Pierre Léaud, desde que era un adolescente de 14 años hasta que se convirtió en un adulto de 35. Otro caso emblemático es el del director Werner Herzog y el actor Klaus Kinski, juntos hicieron cuatro películas y ambos crearon una relación de amistad y también de odio. Aquí el refrán inglés: “La familiaridad genera desprecio”, cabe perfectamente.

Cuando un director de cine establece cierta preferencia por un actor, como Fellini por Mastroiani, o Martín Scorsese por Robert de Niro (nueve películas juntos), asistimos a algo que va más allá de una película, estamos frente a la comunión de dos personas encarnando juntas una aventura estética, nos colocamos ante un hecho mítico: el mito de la pareja perfecta.

En el caso de Saura hay tres actores que participaron en sus películas más de una vez, una es Geraldine Chaplin (nueve películas), otra es Anna Torrent (dos películas), y José Luis López Vázquez (tres películas). Estos actores han hecho grandes películas a lo largo de su carrera, pero sólo una vez han tenido a la pareja perfecta.