A Jorge lo hallaron en 2019 en fosa clandestina; lo identifican en 2023

Su hermano no sabía que sería la última vez que lo vería.

Estando él y Jorge en una parada de autobús en Santa Ana Xalmimilulco del municipio de Huejotzingo, se saludaron y se despidieron.

De saber que Jorge no regresaría a casa, el saludo y la despedida hubieran sido más efusivos.

Mucho menos podría la familia saber que sí, lo volverían a encontrar, pero luego de tres años y sin vida.

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Jorge Ramírez Hernández, hijo y a la vez papá, tenía 33 años de vida. La jerga popular católica le llama “la edad de Jesucristo”.

Era 27 de junio de 2019 cuando se reportó su desaparición a la Fiscalía General del Estado. Lo asentado en la carpeta de investigación 12514/2019/Zona Centro, indica que esa fecha fue la última vez que se le vio.

Corría en redes sociales, donde se pedía apoyo para su búsqueda, la versión de que testigos constataron que fue secuestrado por cuatro personas que estaban encapuchadas.

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El lugar: su negocio de reciclaje. Incluso el testimonio relatado a la familia indicó que fue una camioneta Jeep la que serviría de traslado al inicio de su martirio.

En diciembre del 2019, sus tres hijos vivieron lo que sería, la primera navidad sin su papá.

En el zócalo de la ciudad de Puebla se instaló el árbol navideño. A la par, un segundo árbol, de los que forman parte de la indumentaria verde de jardines y parques, también fue adornado.

Pero no de navidad.

Sino de fotos colocadas por otras 58 familias que también tenían –o tienen- la esperanza de encontrar con vida a los suyos, y ahí estaba Juliana, colgando la foto de su hijo jorge.

Esperanza que terminó para la familia de Jorge.

Este año tendría que cumplir 36 años de vida.

Desde el momento en que desapareció, don Eladio y doña Juliana no dejaron de exigir a las autoridades hacer todo para encontrarlo. El colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla los acompañó desde entonces para solicitar su búsqueda exhaustiva ante la FGE, en fosas clandestinas en Huejotzingo.

En un comunicado emitido en conjunto por el Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática, el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ, la Clínica Jurídica Minerva Calderón, y el Colectivo Con Amor y Esperanza Hasta Encontrarles Puebla, han señalado que las autoridades no habían emprendido la búsqueda solicitada.

Detallan organismo de la Universidad Iberoamericana que tuvo que desaparecer un empleado de la Secretaría General de Gobierno, ocurrida ese mismo 2019, para que se llevara a cabo una acción amplia y coordinada para su búsqueda, hallándose en una fosa clandestina de Huejotzingo junto a otras personas sin identificar.

“Ello evidenció una actuación selectiva y discriminatoria, puesto que no se identificó a la mayoría de los cuerpos ubicados en ese momento, como consta en el Informe sobre la situación de la desaparición de personas en Puebla realizado por el IDHIE”, expone la misiva.

A decir de la publicación, hoy suman más de 2 mil 470 personas desaparecidas y la Fiscalía no atendió el llamado del Colectivo a priorizar la búsqueda e identificación de las personas halladas.

De haber verificado el perfil genético en el momento del hallazgo de cadáveres en dicha fosa clandestina, la familia ya sabría que uno de los cuerpos era Jorge. Y no casi cuatro años después, como lo indica el comunicado.

El martirio continúa, porque el cadáver de Jorge aún no será entregado a sus familiares. El colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla refiere a este medio que se estima pasarán algunas semanas más para que esto suceda.

Las diligencias podrían llevar mucho tiempo y en su momento se darán a conocer los resultados.

Mientras tanto, la consigna persiste: justicia.