Opinión

Discutir los candidatos de Morena

Miércoles, Marzo 22, 2023
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Tres son los precandidatos visibles por Morena al gobierno del estado de Puebla, por el momento
Es vicepresidente de Perspectivas Interdisciplinarias, A. C. (www.pired.org), organización civil con trabajo académico y de desarrollo económico de grupos vulnerables; y promotora de acciones vinculadas con la cultura comunitaria indígena y popular. Su línea de interés es la Huasteca y la Sierra Norte de Puebla.
Discutir los candidatos de Morena

Hasta ahora hay tres precandidatos visibles en el partido Morena al gobierno de Puebla, cuya elección se efectuará en junio del año entrante. En 15 meses. En dos de ellos su futuro está en función de los humores y buena voluntad del Presidente de la República. Seguros de que ha sido repuesto en el papel de Gran Elector. El resto les parece prescindible.

Ellos son Ignacio Mier Velazco y Julio Miguel Huerta Gómez. El primero es una hechura artesanal de Manuel Bartlett, en su paso por Puebla como poderoso gobernador, gracias a Carlos Salinas. En pago por el fraude electoral de 1988. El segundo, se entiende, es la herencia “mejor” dotada del finado Miguel Barbosa. Julio Huerta, a la sazón secretario de Gobernación, como la cabeza del legado político e intelectual del finado perredista-morenista. Entre ambos aspirantes gravita poderosa y trepidante la sombra de Alejandro Armenta. Para cualquiera, observador atento o no, el más dotado de todos. Por el camino andado. Un dato ratificado por las encuestas de tirios y troyanos. En sus alforjas porta el trofeo de haber sido el único candidato local que, en el 2018, en circunstancias muy adversas, derrotó al morenovallismo. Miguel Barbosa y Morena no pudieron con la finada Marta Erika, ni en las urnas ni en los tribunales, locales y federales. Veamos al primero.

¿Cuál es la segunda apuesta de Nacho Mier, toda vez que la primera descansa en los humores presidenciales? Su apuesta es la de Fernando Manzanilla, hasta donde se ve, el cuadro más diestro que haya reclutado hasta ahora. Pero el que a su vez (por su pasado) puede ser el más cuestionado y vulnerable. En ese estado de dependencia del centro, Mier y los suyos se empeñan en inocular en el electorado poblano que el presidente Andrés Manuel López Obrador (el gran elector en Morena), ya determinó quién será el candidato a gobernador de Puebla, y ese candidato es él, el señor Nacho Mier. Es lo que comunica en las giras por los pueblos, muchos de ellos pisados por primera vez. En los que habla abiertamente de su candidatura como hecho consumado. En abierto desafío a las autoridades electorales y legalidad constitucional. Sin embargo, y he aquí, hasta ahora no se le ha escuchado una sola idea digna de atención y encomio, que lo pondere como persona sensible y con vocación de gobierno, de gobierno democrático. En la que todos quepan.

Me parece que el suyo es un proyecto (en caso de haberlo, yo sospecho que no existe; y en todo caso será algún remedo del morenovallismo por Gali, Manzanilla, el hijo de Piña Olaya) que se puede caracterizar por su divorcio de la sociedad. Distante de ella. Eso en democracia (en caso de que persista) es el precipicio. Lo que reflejan Nacho Mier y su grupo es que se trata de un proyecto de exburócratas y fajadores de la política de alto rango. Hoy venidos a menos y que andan a la caza de recuperar los privilegios perdidos, como bien dice el presidente López Obrador. Sin embargo, hay señales que no se acaban de entender bien a bien. Por ejemplo, ha trascendido y es de dominio público, que el aspirante se ha hecho rodear de algunos personajes impresentables. Pues los hay aquellos que hasta antes de la muerte de Barbosa estaban en la categoría de presuntos delincuentes, prófugos de la justicia, denunciados ante la Fiscalía General del Estado, por delitos de peculado. Y otros tuvieron que salir huyendo de Puebla por sus expresiones majaderas, por decir lo menos, o por negociaciones por debajo de la mesa.

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No es nada nuevo decir que la clase política en general sufre de un severo desprestigio, equiparable a la percepción que se tiene sobre los policías de crucero y motociclistas que ordenan “orillarse a la orilla”. De la que todos los partidos son responsables, pero sobre todo los que llegan a puestos de gobierno y traicionan los principios de la Constitución que protestan guardar y hacer guardar, y traicionan a quienes en mala hora votaron por ellos. Esa crisis tiene su más fea representación en el desempeño de los diputados.

En ese tenor, el diputado Mier dimitió a su deber legal de ser un poder independiente en la Federación y de actuar en apego a la Constitución y de la mayoría, y no como camarilla o delegado del Poder Ejecutivo en el Legislativo. Es evidente y publico su activismo en la desinstitucionalización de la democracia mexicana, y los órganos públicos que la hacen funcional. Es muy mal presagio para Puebla. En la Cámara de Diputados no se escucha la voz diversa, plural y contradictoria de Puebla. Allí sólo se atienden el retintín del Poder Ejecutivo. Como lo escribió hace semanas el periodista Raymundo Riva Palacio, es lo que intenta cobrar al Presidente el diputado Mier.

Hasta ahora ni el diputado Ignacio Mier ni el presidente López Obrador, ni el cuatro veces exsecretario de gobernación, Fernando Manzanilla, han explicado cuál es el mérito o méritos que los llevó a depositar en la persona del ahora precandidato tan alta responsabilidad pública. Poner en sus manos el destino de Puebla y de cerca de siete millones de personas, durante los próximos seis años. Pues, hasta donde se entiende la soberanía popular sigue estando depositada en el pueblo (gran término del Presidente). Salvo que ya se tenga listo para aprobación el plan D.

Chayo News

Muy lamentable lo que está pasando en el ayuntamiento de Izúcar de Matamoros. Literalmente se ha retornado a las puertas de la barbarie. Ya platicaremos en detalle de ella.

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