Opinión

La inteligencia artificial y la inteligencia superficial

Lunes, Marzo 6, 2023
Leer más sobre Juan Martín López Calva
Este combate tiene que ver con el desarrollo de la inteligencia emocional y el pensamiento crítico
Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Decano UPAEP
La inteligencia artificial y la inteligencia superficial

Errar es humano, y el sentido común es muy humano. Además del sesgo del sujeto dramático, del egoísta individual, del miembro de una clase o nación dada, hay un sesgo más al que todos los hombres están expuestos. Porque los hombres son animales racionales, pero el pleno desarrollo de su animalidad es a la vez más común y más rápido que un desarrollo pleno de su inteligencia y racionabilidad.
Bernard Lonergan, Insight. Estudio sobre la comprensión humana, p.147.

Si el efecto de la pandemia del Sars-Cov-2 en el ámbito educativo formal fue la aceleración del uso de las tecnologías de información y comunicación y de las herramientas digitales para el aprendizaje, ante del cierre obligado de las escuelas y universidades, en estos tiempos relativamente post-pandémicos se ha ido multiplicando la reflexión acerca del potencial y los riesgos que representa la tecnología para una educación humana integral, capaz de formar a los futuros ciudadanos con las capacidades necesarias para enfrentar y resolver los desafíos de la crisis multidimensional que vive la humanidad en este cambio de época.

En las últimas semanas he tenido oportunidad de participar como oyente y moderador respectivamente, en dos excelentes conferencias virtuales acerca del tema: la primera acerca de la inteligencia artificial y la inteligencia emocional y la segunda, sobre los desafíos de la educación ética ante los avances de la tecnología.

En las dos conferencias mencionadas, impartidas por las doctoras Cimenna Chao de la Ibero CDMX y María Rosa Buxarrais de la Universitat de Barcelona, hubo coincidencia en que el avance tecnológico y la presencia cada vez más extendida de la tecnología y de la inteligencia artificial están haciendo patente la urgencia de un cambio en el currículo escolar y universitario para darle más peso a la formación ética o valoral y a la educación emocional que a los contenidos o la información, que sin duda puede obtenerse en cantidad, variedad y actualidad mayor en los medios digitales que a través de la transmisión de los docentes o en los libros de texto.

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Además de estas dos conferencias -entre muchas más que he visto anunciadas sobre estos temas- en los medios digitales de comunicación escrita y en mis redes sociales se ha multiplicado en las semanas recientes la publicación de artículos acerca del tema de la inteligencia artificial y sus retos tanto para la educación como para la construcción de sociedades auténticamente humanas y democráticas.

En este marco, un tema específico que está llamando mucho la atención en este tipo de reflexiones es el caso del Chat GPT, una herramienta ya disponible que puede escribir de forma automática un artículo sobre el tema que se le solicite, con una redacción correcta e información que sustenta adecuadamente las ideas planteadas.

Uno de los artículos que más llamó mi atención y que se volvió prácticamente viral en las redes es el que publicó Manuel Castells en el diario La Vanguardia el pasado 25 de febrero, titulado precisamente Chat GPT. Es un artículo que brinda información acerca de esta herramienta y hace algunos planteamientos analíticos sobre la misma, en un estilo que pareciera ser escrito por el mismo Castells. Sin embargo, en el último párrafo, el autor aclara que el texto fue redactado íntegramente por el mismo chat, ante la petición: “escribe una nota de opinión sobre Chat GPT como si fueras Manuel Castells”.

El prestigiado académico, experto en el análisis del fenómeno de la comunicación y las tecnologías en estos tiempos concluye este texto experimental diciendo: “Ahora todo es posible”.

Sin embargo, creo que esa afirmación de que todo es posible tiene límites. Por un lado, porque he leído algunos otros textos en los que al solicitarle al Chat GPT una opinión o valoración sobre cierto tema problemático, la respuesta es que, siendo una herramienta tecnológica, no tiene una opinión propia ni un juicio sobre los temas.

Lo anterior refuerza esta idea compartida en las conferencias que referí, de que la educación tiene que cambiar el foco hacia la formación ética y emocional más que hacia los contenidos de las distintas disciplinas que han sido el centro de los currículos hasta ahora, en todos los niveles educativos.

Pero aún en el terreno de lo cognitivo, creo que la inteligencia artificial y herramientas como el Chat GPT representan un enorme riesgo para la educación que trabaja los contenidos desde lo que podríamos llamar una inteligencia superficial y desde la misma inteligencia superficial que predomina en las discusiones en las redes sociales.

Porque ciertamente, si la educación formal y el debate público siguen centrados en la memorización de información, la difusión de las fake news, el sesgo de confirmación que hace que creamos como verdadero todo lo que refuerza nuestra ideología o tendencia política, la llamada posverdad que se centra en la popularidad y la viralización de una opinión más que en su veracidad y sustento argumentativo, la inteligencia artificial y sus herramientas pondrán en serios aprietos a los profesores tradicionales.

Recientemente mi hija menor, que está cursando la segunda mitad de su licenciatura se quejaba de un examen que tuvo acerca de un libro interesantísimo, que presenta muchos casos de problemas relacionados con su disciplina de estudio. En dicho examen, en lugar de que la maestra les preguntara cosas que reflejaran su comprensión y análisis crítico de los problemas presentados, se concretó a preguntarles los nombres de algunos personajes y elementos meramente informativos de los casos, que requerían más que comprensión y pensamiento crítico, simple -e inútil- memorización de lo leído.

Este es un ejemplo de la inteligencia superficial que sigue predominando en nuestras aulas. A esta inteligencia superficial, la inteligencia artificial la puede destruir por completo, porque un estudiante puede fácilmente -ya no con el clásico copy-paste, usado por ejemplo por la ministra Esquivel en el plagio de sus tesis- entregar un trabajo escrito sobre cualquier tema, elaborado íntegramente por el chat GPT y el profesor jamás detectará la inautenticidad del texto.

Como dice Lonergan, somos animales racionales pero el desarrollo de nuestra animalidad es más común y más rápido que el desarrollo de la inteligencia y la racionalidad. El desarrollo de esta inteligencia y racionalidad requiere de un esfuerzo mucho mayor y más constante que el de la animalidad natural.

Ante el desarrollo de la inteligencia artificial, la educación tiene que responder, con el combate a la inteligencia superficial que predomina en estos tiempos y que pone en riesgo la libertad humana frente al potencial manipulador de los instrumentos tecnológicos.

Este combate tiene que ver con el desarrollo de la inteligencia emocional, de la inteligencia existencial propia de la dimensión ética y del pensamiento crítico para poder desarrollar una capacidad de análisis y dominio de la tecnología con el fin de aprovechar al máximo su potencial sin dejarse esclavizar por ella.

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