Opinión

Verdades a medias que reflejan miedo

Martes, Febrero 21, 2023
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Denostar es el arma de aquellos que temen perder lo que creen es suyo
Soy Fernando Manzanilla Prieto, desde hace 20 años la vida me ha dado el privilegio de servir a las familias poblanas. Mi mayor anhelo es que a mí Estado le vaya bien. 
Verdades a medias que reflejan miedo

Hay un principio en la lógica aristotélica que enuncia que dos proposiciones contradictorias no pueden ser verdaderas ambas, al mismo tiempo y dentro de la misma relación; a esto se le conoce como el principio del tercero excluido.

Sin embargo, en la actualidad a alguno que otro les ha convenido recurrir de manera ilógica a la tautología, es decir a repetir lo mismo que ya se ha dicho, sin aportar nada nuevo, para intentar juzgar mi trayectoria. Señalan de manera insistente e inquisidora “el morenovallista”; sin embargo, no reparan en que ellos mismos tienen un pasado que fue y ya no es más. O quizás sí es, por ello juzgan según su propia experiencia.

Ciertamente, no sólo fui parte del gobierno de Rafael Moreno Valle, sino pieza esencial de la labor que permitió ganar las elecciones a la gubernatura en el 2010 y desterrar a un sector del régimen priista, el marinismo, que se encontraba enquistado en el poder. Fui invitado a ser integrante de esa administración como Secretario General de Gobierno, en un proyecto que inicialmente se cimentó en el propósito de transformar a Puebla de manera profunda; desafortunadamente el rumbo de ese designio se fue desdibujando. Es por ello que no me arrepiento de haber tomado la decisión de salir de esa administración cuando solo llevábamos dos años en el gobierno, tras constatar irreconciliables diferencias de visión de lo que inicialmente se había planteado en un proyecto de gobierno profundamente transformador.

A partir de ahí intenté tomar una ruta propia, lo cual fue imposible concretar por las múltiples barreras que se ordenó establecer a mi alrededor desde el poder. Se me invitó a ser coordinador de la campaña del candidato a la presidencia municipal y candidato a diputado local por la vía plurinominal, con la consigna de que si ganaba la campaña tendría la oportunidad de coordinar al grupo parlamentario de la mayoría en el Congreso.

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Se triunfó con claridad en la contienda electoral, sin embargo, el bloqueo continúo y, desde luego, el compromiso no se cumplió. Nuevamente vi que las diferencias de enfoque eran incompatibles, por lo que renuncié a ocupar ese curul y decidí regresar a dedicarme a mis actividades profesionales, como lo había hecho de tiempo atrás. Aun así, los ataques no cesaron, seguí estando en el blanco de los actores y seguidores de ese gobierno.

En ese lapso recibí la invitación de Andrés Manuel López Obrador, a través de un amigo en común, de incorporarme a su Movimiento de Regeneración Nacional. Fue así que en 2016 decidí integrarme y posteriormente hice público mi compromiso con esta causa a inicios de 2017, precisamente cuando López Obrador visitó Puebla para firmar, en la Plaza de la Democracia, el Acuerdo Político de Unidad por la Prosperidad del Pueblo y el Renacimiento de México. Por cierto, en este evento, muchos de los que hoy se dicen llamar morenistas brillaron por su ausencia; tampoco estuvieron presentes los que hoy están peleando por ser las “corcholatas” de MORENA para el 2024 en Puebla. Quien sí estaba ahí era Ignacio Mier, hoy coordinador de la mayoría parlamentaria en San Lázaro y en aquel entonces delegado de Morena en el estado de Sinaloa y encargado de organizar al movimiento en esa región del país.

Meses después de ese importante evento, en ese mismo 2017, fui designado por el Comité Nacional como delegado especial de MORENA en los distritos de Atlixco e Izúcar de Matamoros, con la encomienda de formar estructuras en esas regiones y acompañar las labores de otros tres delegados distritales: Bartlett, Barbosa y Armenta.

Este activismo dentro del movimiento me dio la oportunidad de ser candidato a diputado federal por el Distrito 12 de Puebla, de la coalición Juntos Haremos Historia, integrada por MORENA, PT y PES. En 2018 fui electo para este cargo, siendo el diputado federal en Puebla más votado de la coalición (incluso el más votado en la historia del estado); a partir de ahí se me ofreció ser el coordinador del grupo parlamentario del PES en San Lázaro, un partido abiertamente aliado del nuevo gobierno lopezobradorista.

En esos tiempos, siendo ya coordinador en la Cámara de Diputados, me buscó Miguel Barbosa, quien me pidió renunciar a la coordinación y aceptar la invitación a incorporarme al nuevo gobierno interino, ya que consideraba que, dadas las condiciones que tenía Puebla y el proceso electoral tan complicado del que se venía y al que se iba, era importante tener un Secretario de Gobierno con experiencia e identidad obradorista.

Tomé la decisión y le hice saber a Barbosa que aceptaría la invitación del nuevo gobierno solo porque era una petición directa de él, ya que para mí el dejar la coordinación de un grupo parlamentario nacional implicaba un fuerte costo en lo político y en lo personal.

Me integré a la administración interina de Guillermo Pacheco Pulido y fue una experiencia excepcional, pero también un gran reto por los momentos tan complicados que vivía Puebla, los cuales se lograron atenuar para generar una elección y una transición sin sobresaltos. Cuando ya iba a entrar Miguel Barbosa al gobierno el “fuego amigo” en mi contra se intensificó, razón por la que le pedí en dos ocasiones, al entonces gobernador electo, no continuar en el cargo; sin embargo, él insistió en que “tenía que estar”. Así inició esa nueva etapa.

Después de tres meses de administración me di cuenta de dos cosas: la primera, que nuestra visión de gobierno y forma de pensar no empataba y, segundo, que el “fuego amigo” no sólo continuaba, sino crecía, incluso con el aval del propio mandatario. Fue por eso que decidí, tras tres meses de haber iniciado el nuevo gobierno, que presentaría mi renuncia al término del primer semestre. En enero de 2019 me reintegré a mi labor en la Cámara de Diputados y me mantuve trabajando a favor de México, enarbolando los principios de la Cuarta Transformación.

En mi trayectoria pública siempre he decidido alejarme de los proyectos con los que no coincido y que no representan mi manera de entender a la administración pública y a la política. No he reparado en costos de todo tipo, incluidos los personales, tampoco le he tenido miedo a nada ni a nadie, fue así con Rafael Moreno Valle y lo mismo fue con Miguel Barbosa. En la política y en la vida la dignidad no tiene precio.

Siempre creí que ambos tuvieron en sus manos la oportunidad histórica de construir una transición democrática y establecer en Puebla un nuevo régimen en lo político, económico y social. Sin embargo, por razones diferentes, ambos decidieron no hacerlo.

Tengo claro que sin una visión humanista y de servicio la política no tiene razón de ser, por ello estoy convencido de que para elevar los niveles de bienestar de la población en Puebla es necesario un verdadero cambio de régimen, lo cual implica una auténtica transición política, económica y social que tenga como brújula a la democracia participativa, a un régimen de libertades, a la división de poderes y a un verdadero estado de derecho.

Aunque este cambio es urgente, e incluso inevitable, hay muchos a quienes esto no les conviene, por lo que con ataques y denostación proyectan el miedo que tienen a perder lo que creen es suyo. Sin embargo, no hay manera de detener esta revolución de conciencias que ya se enraizó en México y que, sin duda, en el 2024 lo hará en Puebla.

Hoy tenemos en nuestras manos la oportunidad de estar en el lado correcto de la historia y de construir, en el año venidero, una verdadera transición política, económica y social enfocada a que las y los poblanos puedan alcanzar y disfrutar de un futuro de bienestar y felicidad.

 

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