Opinión
Desromanticemos la violencia
Hoy se celebra el “Día del Amor y la Amistad”, un día lleno de globos, flores, chocolates, frases de amor y, sobre todo, del mito del amor romántico que nos enseñó Disney, Hollywood y la Rosa de Guadalupe.
Esta es una trampa emocional, hormonal y psicológica, que nos ha hecho creer que debemos ser [email protected] de la desolación. Los medios de comunicación, el cine, las novelas, la cultura patriarcal nos han inculcado una estructura fantasiosa de las relaciones de pareja que resulta casi imposible de alcanzar, que crea expectativas que siempre serán una decepción cuando nos enfrentamos con la realidad.
Ideas como que el ‘amor es para siempre’ nos quitan la libertad de salir de relaciones tóxicas, pensar que el amor todo lo puede, compromete a las personas a soportar situaciones dentro de sus relaciones que afectan su dignidad. Creer que encontraremos una media naranja nos ha llevado como humanidad a pensar que somos seres incompletos, que en algún lado hay un “alma gemela” que nos va a complementar y que, finalmente, nos traerá la felicidad, comprometiendo así, el amor propio.
Otras frases que se traducen en comportamientos aún más violentos son: si me quieres me darás la prueba de amor, esta frase es una forma de presionar y coaccionar la voluntad de las personas; otra muy común es “te cela porque te quiere”, lo que establece que si no hay celos pues no hay amor, lo cual permite que las relaciones de pareja se basen en la posesión, la manipulación y dominación. Decir cosas como: “te quiero más que a mi vida”, “sin tí me muero”, “no puedo vivir sin ti”, parecen frases románticas, de entrega absoluta y amor incondicional; sin embargo, condicionan las relaciones a la sumisión, es una forma de chantaje que sujeta y hace responsable a una de las partes de la vida del otro.
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En pos de la búsqueda del amor tomamos decisiones apresuradas que en muchas ocasiones influyen en nuestra conducta y nos invitan al sufrimiento, aguantar y soportar maltratos, abusos, explotación, gritos, golpes, en fin, entramos en ciclos de violencia, relaciones tóxicas y narcisistas.
Yo creo que si todas, todos y todes, nos enseñaran y fuéramos conscientes de la importancia de elegir con quién nos involucramos y con quién decidimos compartirnos, tendríamos una mejor sociedad y estaríamos más unidos.
El amor sin romanticismos se basa en el amor propio, en la igualdad, el respeto, la libertad y la individualidad, en la autonomía de la autorrealización y la decisión de compartir la felicidad.
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