¿Qué hará AMLO, se mantendrá al margen o dictará línea en el TEPJF?

Por El Sol de Puebla | Viernes, Septiembre 21, 2018

Jorge Rodríguez/El Sol de Puebla

¿Qué hizo el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de Morena, al referirse este jueves al recuento de votos ordenado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en Puebla, pintar su raya y advertir que no meterá las manos en el asunto o tirar línea a los magistrados para anular los comicios de gobernador?

La larga declaración que dio desde el Aeropuerto Internacional de la ciudad de México, antes de partir en vuelo comercial a Tijuana, contiene dos mensajes.

Uno en el que subraya que el nuevo conteo es un avance en el conflicto poselectoral, que la democracia está por encima de todo y que él va a acatar el fallo del Tribunal, sin importar cuál sea, y otro en el que acusa que la de Puebla ha sido una elección manchada, en la que hubo compra de voto y un resultado “rarísimo” que le dio a Morena el triunfo en todo, menos en la gubernatura.

En el primero se presenta un López Obrador respetuoso de las instituciones, que aceptará lo que sea que resuelva la máxima autoridad judicial electoral del país, aunque no coincida con ello ni favorezca a su partido político, y que una vez que eso suceda le dará vuelta a la hoja para pasar a los temas presidenciales, ya instalado en Palacio Nacional.

En el segundo se muestra un López Obrador implacable, que ya ha juzgado los hechos, que describe y condena lo ocurrido en Puebla durante el proceso electoral y que usa al estado de mal ejemplo para advertir que la compra del voto, “la utilización del dinero del presupuesto para beneficiar a candidatos y partidos”, debe de acabar para siempre en el país.

¿Qué mensaje se impondrá al otro?

¿Cuál de los dos pesará más al final?

En un sistema ideal ninguno de los dos debería importar a los protagonistas de esta trama, sin embargo, la superioridad del poder presidencial sobre el resto de las instituciones y su capacidad para influir en ellas obliga a descifrar las palabras del mandatario electo.

Por supuesto, Martha Erika Alonso y los principales miembros del grupo morenovallista esperan que el Presidente se mantenga al margen del conflicto.

En el búnker de la gobernadora electa tienen confianza en los números.

Una vez terminado el recuento, afirman, el total de sufragios será muy similar al que se conoce como oficial y que sirvió para darle cuatro puntos de ventaja a la candidata del PAN sobre Luis Miguel Barbosa.

Los blanquiazules desean que el nuevo conteo de votos termine por fin con el pleito poselectoral.

Eso no sucederá porque todavía falta por resolverse la demanda de nulidad de la elección, que primero tiene que salir del tribunal local –donde sigue atorada—para ir después al tribunal federal.

Del otro lado, Barbosa y compañía esperan que la verdadera intención de López Obrador en su reacción del jueves haya sido mandar un mensaje, claro y contundente, a los magistrados del Trife.

Con sus palabras, el mandatario electo parece haber puesto contra la pared a los siete integrantes de la Sala Superior.

Por una parte les dice que respetará el fallo pero por otra les entrega un diagnóstico condenatorio:

“No deja de ser un paso adelante el que se esté ordenando el recuento de los votos, pero hay que ver cómo fue que llegaron esos votos; si fueron votos libres o fueron votos comprados con mucho dinero que se utilizó en las elecciones en Puebla”.

Esa opinión no la hizo cualquier ciudadano, la hizo el virtual presidente de México, y se anticipa, de la misma forma que lo hizo Barbosa el miércoles, a un eventual recuento desfavorable para el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.

¿Qué hizo entonces?

¿Tiró línea a los magistrados?

¿Pide que anulen la elección ante un recuento que carecerá de certeza por la compra de votos?

Es posible.

Semanas atrás, esos mismos magistrados revocaron la multa por 197 millones de pesos que el INE había impuesto al partido del tabasqueño por la presunta operación irregular del fideicomiso Por los Demás, lo que fue interpretado como un generoso gesto político de los integrantes del Tribunal al nuevo mandamás mexicano.

Eso aviva la confianza de Barbosa en el recurso de impugnación.

No en el que solicitó y consiguió el recuento, sino en el que demanda la nulidad.

La buena noticia para los morenovallistas es que ahora saben bien a bien qué piensa el Presidente acerca de la elección de gobernador en Puebla y quién es su mayor rival en esta cruenta pelea política.

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