El enemigo del Presidente

Por Milenio | Domingo, Junio 16, 2019

Por Federico Berrueto

El enemigo más pernicioso del Presidente no es Carlos Salinas, Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña o alguien de la mafia del poder. No es un rival político. No es un conservador fifí ávido de que el gobierno fracase. Tampoco es un periodista fondeado por privilegiados del presente o del pasado. No es un colaborador o correligionario quien desde la sombra conspira contra el proyecto o alguno que por incompetente o por cobarde deliberadamente le engañe o le oculte la verdad. No, el enemigo más nocivo del Presidente es él mismo.

Han pasado cinco meses de ejercicio formal del poder presidencial y más de 10 desde que la mayoría resolvió empoderarle por la vía del voto. La expectativa pública ha sido arrolladora. Su convocatoria por un cambio profundo, trascendente y de dimensión histórico ha despertado la esperanza por un punto de quiebre frente a los grandes males nacionales: corrupción, desigualdad y criminalidad. El Presidente convalida su determinación con un encuentro diario matutino con los medios. Hay agotamiento del ciclo de inicio porque el enemigo del Presidente se resiste a lidiar con la realidad y asumir las premisas básicas de la civilidad democrática. El entusiasmo empieza a ceder, no por cansancio de la población, sino porque el activista Andrés Manuel se impone y anula al presidente López Obrador. La prédica del cambio se ha pervertido en el proceso. El país está dividido y apunta a la polarización, no ha habido actitud para la concordia, al contrario, descalificación y persecución al que disiente. Andrés Manuel se asume como voluntad única y omnipotente, hasta a sus propios colaboradores públicamente enmienda, reprende y humilla. El exceso y la vehemencia muy pronto han devenido en abuso a propios y extraños. 

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