¿Irá Marín a prisión?

Entre algunos integrantes de la clase política local no deja de ser motivo de sospecha que la orden de aprehensión en contra del ex gobernador Mario Marín Torres se haya liberado en medio de la pugna interna que aún se sostenía por esos días en Morena, el partido del presidente López Obrador.

Para este sector de los observadores políticos, que se reactivara el “Lydiagate” para perseguir a Marín y a algunos de sus antiguos colaboradores solo tuvo como finalidad mandarle un mensaje al senador (con licencia) Alejandro Armenta Mier, que representaba el único factor de inestabilidad en el proceso electoral en curso, al tratar de descarrilar la candidatura de Luis Miguel Barbosa.

Ahora que Armenta, a quien se le acusa de recibir apoyos de la estructura política del marinismo, ha decidido pactar una tregua con Barbosa, agregan los mismos ‘mal pensados’, se vuelve innecesario perseguir al ex mandatario poblano para llevarlo ante la justicia y luego ponerlo tras las rejas.

Eso será fácil de comprobar en las próximas semanas, si el caso jurídico da un vuelco inesperado por culpa de la siempre inoportuna política y Mario Marín continúa en pleno goce de su libertad.

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Vaya sorpresa la que ha generado Enrique Cárdenas después de su ya famoso “¿De dónde chingaos sacó su dinero?”, dirigido –sin pronunciar su nombre—a Barbosa.

Los reporteros que entrevistaban al candidato a gobernador de los tres partidos ex morenovallistas no atinaron a ponerse de acuerdo en la interpretación de esas palabras ni del tono empleado para pronunciarlas.

Llamó la atención que el académico prudente y respetuoso del pasado tuviera un exabrupto de esa naturaleza, con gritos de por medio.

Unos periodistas creyeron que había perdido los estribos ante el señalamiento vertido en su contra, 24 horas atrás, por Barbosa, que lo había conminado a frenar la guerra sucia proveniente de Jalisco.

Otros, por el contrario, opinaron que no, que lo había hecho de manera fría y calculada para comenzar a modificar el tono de su discurso.

Cualquiera de las dos interpretaciones le sienta mal al ex rector de la UDLAP.

Una, la primera, por incongruente con su formación.

Y otra, por tardía.

En ambas se refleja un candidato a gobernador consciente de las pocas o nulas posibilidades que tiene de hacerse beneficiario de un milagro para ganar la contienda electoral.

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Además de malos para gobernar, algunos de los regidores del ayuntamiento de Puebla también salieron malos para defender a una compañera en aprietos, Augusta Valentina Díaz de Rivera, que fue blanco de descalificaciones por parte de un ex funcionario de por sí florido en sus expresiones: Francisco Castillo Montemayor.

Una reunión de trabajo para explorar mecanismos que permitan revertir la concesión de los servicios de agua y drenaje derivó en el enfrentamiento, a gritos, de esos dos personajes.

En el punto más álgido de la discusión, la regidora del PAN acusó a Montemayor de actuar con protagonismo por su interés de convertirse en director del Soapap en el próximo gobierno, mientras que el ex servidor público le respondió que eso no era cierto y que tenía más solvencia moral que ella para hablar acerca del agua.

La panista pidió a los regidores presentes, Iván Camacho, Roberto Esponda, Cinthya Juárez, Edson Contreras, Rosa Márquez, Ana Laura Martínez y Patricia Montaño, que le dieran su lugar y obligaran a Montemayor a conducirse con respeto.

Ninguno hizo nada.

Ni hablaron.

Entonces Díaz de Rivera agarró sus cosas y se fue.

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Las periodistas Patricia Estrada (de Puebla) y Gabriela Warkentin (de la ciudad de México) moderarán el debate de los tres candidatos al gobierno del estado que se realizará el 19 de mayo en el Teatro del Complejo Cultural Universitario de la BUAP.

Una buena elección por parte de los consejeros del Instituto Nacional Electoral.

https://www.elsoldepuebla.com.mx/analisis/ira-marin-a-prision-3371799.html