Otros dos magistrados apoyaron hacer público proyecto del TEPJF

Por La Jornada de Oriente | Martes, Diciembre 4, 2018

Fermín Alejandro García/Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

Si el próximo miércoles Rafael Moreno Valle Rosas sale derrotado en el litigio que su grupo enfrenta en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), no solamente habrá perdido la elección del gobernador del 1 de julio, sino va a perder todo su poder político y su autocracia se derrumbará como castillo de naipes. Por esa razón no es arriesgado afirmar que en esta semana se pone en juego la carrera del ex mandatario poblano.

Por principio de cuentas, Moreno Valle ya sufrió una primera gran derrota de imagen, que sin duda alguna es el proyecto de sentencia del magistrado José Luis Vargas Valdez en el que se propone revocar la constancia de mayoría de Martha Érika Alonso Hidalgo, la candidata del PAN a la gubernatura, al exhibir una larga y documentada lista de irregularidades ocurridas en la jornada del 1 de julio.

La reacción del PAN de acusar de parcial y violar los procedimientos al magistrado Vargas Valdez, de quien dicen los panistas que hizo pública la propuesta de resolución mediante un mensaje de twitter para intentar no perder su puesto de trabajo en el Poder Judicial federal, se topa con que otros dos magistrados de la Sala Superior del TEPJF, reenviaron el mismo mensaje –que elaboró José Luis Vargas– que contiene el proyecto de sentencia.

Es decir, no fue una actitud individual y fuera de la norma la decisión de Vargas Valdez el hacer pública el proyecto de sentencia que es adverso contra la candidata del PAN y esposa de Moreno Valle Rosas, dos días antes de que sesione el pleno del TEPJF, ya que fue un movimiento avalado de facto por otros dos de los siete magistrados que deberán decidir si se anula le elección de Puebla.

Ahora es pertinente preguntarse: ¿Si se anula los comicios de gobernador qué pasa; tienen los morenovallistas la posibilidad de ganar una elección extraordinaria?

La respuesta es: Moreno Valle tiene pocas o nulas posibilidades de que su grupo político pudiera triunfar en una eventual nueva votación para decidir quién debe ser el próximo titular del Poder Ejecutivo.

Son cinco razones por las cuales los morenovallistas no podrían ganar una nueva elección:

Primera: al tener ahora Morena la mayoría del Congreso local y los nuevos diputados tienen una fuerte vigilancia de David Villanueva Lomelí, el titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), se acabó el método que había de controlar y chantajear a los presidentes municipales de que si no apoyaban electoralmente al PAN, entonces sus cuentas públicas no serían aprobadas.

Segunda: aunque la ASE volviera a presionar a los ediles, ahora los municipios del estado que son los más poblados y los de mayor presupuesto, incluida la capital y toda la zona metropolitana de Puebla, están en manos de Morena. El panismo perdió la capacidad de operar electoralmente desde los ayuntamientos.

Tercera: el morenovallismo –si se anula la elección– dejaría de controlar el Poder Ejecutivo, que era su principal centro de operación electoral, pues desde ahí se usaba el presupuesto estatal, los cuerpos policiacos y la estructuras oficiales para conseguir los sufragios del llamado voto corporativo –es decir el que se obtiene a la fuerza–, para proteger a los grupos que el día de los comicios cometen ilícitos, tales como robar casillas, y para cooptar a algunos dirigentes de fuerzas políticas opositoras.

Cuarta: el proyecto del magistrado José Luis Vargas Valdez está proponiendo desplazar al Instituto Estatal Electoral de Puebla en la organizar de una posible repetición de la elección de gobernador, toda vez que se percibió al árbitro de la contienda como una autoridad parcial a favor del PAN.

Y el morenovallismo sin el manejo de dicho órgano, perdería la capacidad de controlar –o mejor dicho manipular– a las estructuras de funcionarios que organizan los comicios.

Quinta: la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) de la Procuraduría General de la República ahora está en manos de un gobierno de Morena y es una instancia, que ahora sí podría entrar a sancionar las prácticas viciadas que son comunes del morenovallismo.

En la pasada campaña electoral y sobre todo cuando se descubrió una mapachera del PAN, en el MM Gran Hotel, la Fepade se mantuvo al margen de las anomalías de los morenovallistas porque esta fiscalía la controlaba personal bajo la tutela de Miguel Ángel Osorio Chong, el priista que desde la cúpula del gobierno de Enrique Peña Nieto defendió los intereses de Rafael Moreno Valle Rosas. Ahora ese manto de impunidad se ha terminado.

Si Moreno Valla y su grupo perdieran la elección extraordinaria de la gubernatura de Puebla, prácticamente se le terminaría al ex mandatario la única fortaleza política que tiene, que es el Poder Ejecutivo estatal.

Sin esa fuerza, conocedores del tema estiman que nada lo sostendría en la coordinación de los senadores del PAN.

Y sin el manejo del gobierno de Puebla, entonces se podrá abrir “la caja de Pandora” y conocerse los excesos presupuestales del morenovallismo.

Con ello, Rafael Moreno Valle acabará asfixiado políticamente hablando.

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