Ordena CEN repartir fuerzas en el PRI

Por El Sol de Puebla | Lunes, Septiembre 17, 2018

Jorge Rodríguez/El Sol de Puebla

Son solo cuatro diputados los que tiene el PRI en el Congreso del Estado, pero suficientes para inclinar la balanza del control legislativo a favor de uno u otro de los dos bandos políticos que se encuentran en disputa: el morenista y el morenovallista.

Aun con la peor votación de su historia, lanzado a un lejano tercer lugar en las preferencias electorales, el partido tricolor ha vuelto a tener en el Poder Legislativo las herramientas necesarias para negociar todo aquello que convenga a sus intereses.

Si quieren, sus cuatro legisladores pueden sumarse a los 22 de la coalición Juntos Haremos Historia para hacer todavía más fuerte al grupo lopezobradorista y colocarlo cerca, solo cerca, de la mayoría absoluta.

De la misma forma, pueden aliarse con los 14 diputados de la coalición Por Puebla al Frente para darle a los morenovallistas una parte de esa fuerza que perdieron y que tanto requieren para orientar las votaciones del pleno a su favor.

Hay que subrayarlo:

Los priistas no pueden por sí solos definir la fuerza de mando en el Congreso.

Sin embargo, sí pueden contribuir a que cualquiera de los dos grupos consiga la supremacía dentro de ese ejercicio muy socorrido entre cabilderos, que sirve para generar alianzas y provocar separaciones.

El Comité Directivo Estatal y la coordinación de los diputados locales en manos de Javier Casique le garantizaban una posición de privilegio al excandidato a gobernador, Enrique Doger Guerrero, para convertirse en el principal y casi único interlocutor del priismo con los grupos de poder en el estado.

A su vez, ese escenario le abriría la puerta al morenovallismo para tener de su lado a los cuatro tricolores apostados en el Congreso.

Las cosas cambiaron el viernes.

En un hecho que podría registrarse como el último movimiento de Jorge Estefan Chidiac para incidir en Puebla antes de abandonar la cartera de Operación Política del CEN; se dio un vuelco desde la capital del país para poner a Rocío García Olmedo como coordinadora de la minibancada.

De manera sensata la dirigente nacional, Claudia Ruiz Massieu, optó por los equilibrios.

Dejó la dirigencia local en posesión de Casique, con quien el CEN no tiene ningún problema, y entregó la responsabilidad del quehacer legislativo a García Olmedo, que jamás actuará como subordinada de los intereses de Doger.

El movimiento merma al excandidato a gobernador del PRI y quita a los morenovallistas esa seguridad que ya pregonaban con respecto a la actuación de los escasos -pero influyentes- diputados tricolores.

Convencer a García Olmedo será mucho más difícil.

La buena noticia para los representantes populares de Morena es que ya no les resultará imposible contar entre sus apoyos, aunque sea de vez en cuando, con uno que otro legislador del PRI.

Javier Casique no pierde.

Conserva la presidencia del partido y gana libertad para moverse sin la marca Doger en el Congreso.

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