Enojo en la estructura electoral del PRI por falta de pagos

Por La Jornada de Oriente | Miércoles, Abril 25, 2018

Fermín Alejandro García/ Cuicatlán/La Jornada de Oriente

En el Comité Directivo Estatal del PRI poblano hay una buena noticia: el partido tiene listo a todo un ejército de militantes que van a cuidar el 100 por ciento de las casillas que se instalarán en los comicios del 1 de julio. Pero al mismo tiempo hay una muy mala noticia: desde hace un par de meses no les pagan a los miembros de la estructura del tricolor y no hay fecha para que eso ocurra, aunado al hecho de que no existe una explicación de ese incumplimiento.

Esta situación es una pésima señal dentro del PRI, ya que en los procesos electorales de los años 2013 y 2016, en los cuales el partido se vio sometido al morenovallismo y se dejó derrotar, la desarticulación del tricolor inició por la falta de pago a los miembros de la estructura electoral como una manera de generar un desaliento entre los operadores priistas y que estos no cumplieran con la movilización de votantes.

Faltando cinco días para que arranquen las campañas electorales locales para luchar por la gubernatura, la mayoría en el Congreso del estado y las alcaldías, no se puede creer la versión de que la falta de pago a los miembros de la estructura electoral es solamente resultado de la negligencia de un alto funcionario priista de la Ciudad de México que se ha atrasado en ejecutar la transferencia de los fondos al Comité Directivo Estatal del PRI. Esa es la explicación que de manera poco clara se ha comunicado a los coordinadores regionales del partido, quienes son los receptores de los reclamos por la falta de pagos.

Quienes conocen el funcionamiento del PRI dicen que no pagarle a los miembros de la estructura es un plan con maña, pues es la manera de provocar enojo, rabia, entre muchos operadores priistas y entonces se crean las condiciones para que se dejen seducir por fuerzas opositoras al tricolor.

Dicho de otra manera más sencilla: es para que los morenovallistas busquen a los operadores del PRI y les ofrezcan pagos más grandes a los que originalmente les iba a dar el tricolor.

Todo ello a cambio de que sigan laborando en la estructura electoral priista, es decir que no dejan las responsabilidades asignadas, pero el día de los comicios sean cómplices de las anomalías electorales que se realicen a favor de los candidatos vinculados al grupo político del ex gobernador del estado Rafael Moreno Valle Rosas.

En 2013, el entonces candidato a la alcaldía de la ciudad de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez, tenía la confianza de que podía ganar las votaciones por el alto grado de malestar ciudadano que había contra el morenovallismo, pero al final su derrota se debió a que hubo muchas casillas sin cuidar y el grueso de la militancia priista no salió a votar.

La manera en que Agüera fue derrotado por el llamado “fuego amigo” desde adentro del tricolor, es que el entonces delegado del CEN del PRI, Fernando Morena Peña, de última hora comunicó a todos los candidatos priistas que no había fondos para la estructura político–electoral del partido.

Esa fue la manera en que el morenovallismo fulminó al PRI y cortó las aspiraciones de Enrique Agüera, mediante una estrategia de sabotaje que se generó desde el interior el PRI, como resultado de en acuerdo –en lo oscurito– entre directivos de ese partido y los operadores de Moreno Valle.

Agüera decidió –luego de la derrota– mejor guardar silencio del complot que hubo desde el interior de su partido porque lo tenían amenazado con armar un expediente con pruebas falsas para intentar vincularlo con el asesinato del ex rector de la UAP, Samuel Malpica Uribe, quien fue ultimado afuera de su domicilio –en la colonia San Manuel– por un pistolero en plena campaña electoral.

En esta ocasión no sorprende que, por tercera vez en menos de cinco años, otra vez surja una desatención al pago de la estructura del PRI, toda vez que en este partido se percibe un fuerte desanimo, un desaliento, porque el candidato  José Antonio Meade Kuribreña ya está fuera de la lucha por la presidencia.

Y en el caso de Puebla, se vive una situación similar con el candidato a la gubernatura Enrique Doger Guerrero, quien junto con el PRI, marcha en un penoso tercer lugar en la contienda local y además muy alejado de los punteros de la competencia.

La estructura electoral del PRI está a cargo del secretario general, Javier Casique Zárate, quien a su vez le delegó su funcionamiento a un oscuro personaje de la política local: Héctor Laug, quien se hizo celebre en todo el país en el proceso interno del tricolor del año 2000 para elegir a su candidato presidencial.

En aquella ocasión, Héctor Laug fue fotografiado presuntamente robando una casilla en el proceso interno del PRI a punta de pistola.

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