Orienta la jerarquía católica el voto de feligreses

Por Excélsior | Miércoles, Marzo 21, 2018

Enrique Aranda/De Naturaleza Política/Excélsior

Más temprano que tarde, consciente del entorno de grave confusión e incertidumbre prevaleciente en amplios sectores de la población, la cúpula dirigente de la Iglesia mayoritaria, la Conferencia del Episcopado Mexicano, se apresuró a explicitar cuáles son los criterios que desde su perspectiva, y “en conciencia”, deberán considerar todos y cada uno de los más de 90 millones de fieles católicos para definir el sentido y, más importante, para emitir su voto el próximo 1 de julio.

Antes que ninguno otro de los llamados poderes fácticos, de manera explícita al menos, la jerarquía católica emitió ya un documento que, amén de llamar a todos a “Participar para Transformar”, deja a la vista algunas de las claves que, estima, deberán normar el comportamiento ante las urnas de quienes forman en las filas de la Iglesia, particularmente en lo que refiere al respeto y salvaguarda de “verdades fundamentales” y la búsqueda, desde una perspectiva de fe, del (mayor) “bien posible” para un pueblo real que, destaca, “hoy se encuentra, en diversas regiones y en difíciles circunstancias, sufriendo”.

Criterios éstos, claves que, en el comunicado signado por el cardenal José Francisco Robles Ortega y el obispo Alfonso Miranda Guardiola, presidente y secretario de la CEM, dejan en claro la obligación —para el fiel católico, insistamos— de atender a la defensa y preservación de verdades que, indica, también son accesibles para la razón humana y ayudan a “que la vida de todos sea más digna y libre: el respeto que merecen las personas desde el momento de la fecundación y hasta la muerte natural; la importancia del matrimonio heterosexual y monogámico; la vigencia plena de la libertad para vivir de manera individual y asociada de acuerdo con nuestras opciones en conciencia en materia religiosa; la centralidad ética y social que poseen los más pobres y excluidos…”.

Ello, claro, amén de destacar la necesidad de evitar a toda costa elegir con base en el “mal menor” pues, dice, en la enseñanza de la Iglesia el mal menor no puede ser elegido nunca ni como fin ni como medio, dado que el mismo “sólo aplica cuando los males en juego son de orden físico, no moral” por lo que, insisten, en contextos complejos e imperfectos, lo que debe imperar es la búsqueda del “bien posible” que, “implica impulsar lo que aporte al bien común, a la paz, a la seguridad, a la justicia, al respeto a los derechos humanos, al desarrollo humano integral y a la solidaridad real con los más pobres y excluidos”.

Ahí, de manera sintética algunas consideraciones, además del explícito llamado a discernir por quién votar, buscando para cada puesto de elección a la persona más idónea, “y —plantean obispos y cardenales— no dejarnos manipular para que votemos en bloque por un solo tipo de propuesta”, de manera irreflexiva y mucho menos bajo alguna modalidad de “compra de voto”.

Duro, esclarecedor documento éste que, al margen de consideraciones de otra índole, supone una suerte de guía para la emisión del voto católico que, a la luz del mismo, pocas o ninguna opción clara tiene hoy… no al menos en dos de las tres alianzas partidistas cuyas plataformas simple y sencillamente, insistamos, no sólo omiten hablar de lo que aquí se define como “verdades fundamentales” o temas vinculados, desde una perspectiva de fe, a la personal conciencia, sino que, en los hechos, promueven todo lo contrario…

Asteriscos

* Evidencia clara de que poco o nada mejor tienen por hacer los señores diputados federales en los días que quedan al actual periodo, último de su gestión por cierto, la atención y el espacio que ayer, encabezados por el gris-gris panista Marko Cortés Mendoza y líderes de las distintas bancadas —con excepción de Rocío Nahle García, de Morena— dedicaron a develar el “Gran Tintero Plateado de San Lázaro”… ¡Vaya estúpida manera de perder el tiempo!...

Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.

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