Los padrinos de los aspirantes priistas a la gubernatura

Por Milenio Puebla | Domingo, Octubre 22, 2017

GOLPE BAJO Por: Iván Tirzo 

Mientras en el PAN está más que definido el candidato a la gubernatura, o es Martha Erika Alonso o es Luis Banck Serrato, en el PRI sigue creciendo la lista.

Si los tricolores desean ser competitivos para pelear la estancia en Casa Puebla, en una carrera en la que hoy lleva ventaja Acción Nacional, deberán iniciar a la brevedad con la depuración de su lista.

Los priistas deben ser serios y honestos, reconociendo para qué les alcanza su trayectoria política. Muchos han alzado la mano para decir que van por la gubernatura, cuando su meta es ir por las candidaturas a diputados federales o senadores.

 

En el Revolucionario Institucional se habla de 15 aspirantes.

En cada proceso electoral influyen varios factores para obtener las candidaturas. El padrinazgo, es uno muy básico.

En meses recientes, quienes han mostrado el “power” de esos padrinazgos son cuatro. Blanca Alcalá es una de ellas, al recibir el afecto del presidente Enrique Peña Nieto, con el nombramiento de embajadora en Colombia.

Aunque la lectura entre líneas, es que fue para descartarla. Además, ya tuvo su oportunidad en el año 2016, cuando fue derrotada en las urnas por el hoy gobernador, Antonio Gali.

 

Juan Carlos Lastiri tiene de “madrina” a la titular de la Sedatu, Rosario Robles Berlanga. Hace poco fue nombrado representante del gobierno federal para la reconstrucción en Puebla, por los daños causados por el terremoto del pasado 19 de septiembre.

Se dice de él que no repunta en las encuestas y que le falta ser más agresivo y sarcástico, es lo que busca el PRI para una campaña ruda en 2018.

 

Enrique Doger Guerrero tiene ese perfil. Desde que fue presidente municipal de Puebla (2005-2008) así lo conocen en Puebla. Fue el primer priista en lanzarse contra el góber precioso”, Mario Marín Torres, por la detención de la periodista Lydia Cacho.

 

Y se puede interpretar que su padrino también es el presidente de México, lo tiene bien ubicado. El 27 de junio en una visita a Puebla, en la XXV Zona Militar, cuando vio -a lo lejos- al delegado del IMSS la expresión fue: “¡tocayo cómo estás!”.

 

En el PRI han olvidado la supuesta traición que, en su momento, se difundió por apoyar en la elección del año 2010 a Rafael Moreno Valle, pues arrancando el sexenio panista, dogeristas muy cercanos se incorporaron a la administración, aunque después fueron despedidos.

Uno más es Jorge Estefan Chidiac, quien ha cuidado la promoción de sus aspiraciones, por su cargo como dirigente estatal del PRI.

 

Él tiene de “padrino” a José Antonio Meade, quien se perfila como el candidato del PRI a la Presidencia de México.

Su amistad es muy sólida, muestra de ello es que Meade estuvo este sábado en Puebla para ser testigo en la boda por lo civil del hijo de Chidiac.

Si Meade llega a ser el candidato tricolor va a poner sus condiciones, va a pedir abanderados competitivos en los estados. Por ahí podría sugerir que

 

Estefan pudiera ser el abanderado a Casa Puebla.

 

Aunque su antecedente más reciente es la derrota en 2016, cuando al frente del PRI no logró el triunfo de Blanca Alcalá.

Pronto sabremos qué padrinazgo pesará más en los acuerdos nacionales. Lo que nos queda claro es que, de los 15 aspirantes priistas, hay 11 que están huérfanos de “padrinos”.