PRIAN, alianza probable

El Despertar / José Agustín Ortiz Pinchetti   

¡Buenos días! La semana pasada les platiqué a ustedes por qué era improbable que el PAN y el PRD formaran un frente para detener a AMLO. Hoy me propongo hablar de una alianza probable: PRI y PAN están asociados en el mismo proyecto desde la época de Salinas. Desde entonces el PRI es un partido conservador, como el PAN, y ambos necesitan impedir la alternancia.

El proyecto de nación es coincidente: la alianza/dependencia con los grupos hegemónicos, políticas de asistencia social populistas, mantener una guerra contra el narco y buscar una asociación subordinada con Estados Unidos. Los frutos son amargos: corrupción impune, expansión de la violencia, escaso crecimiento y desigualdad. No es difícil entender el escaso apoyo popular a este programa.

El PRIAN para mantenerse en el poder necesita derrotar a AMLO. Las personalidades más destacadas en el conjunto han podido sobrevivir cómodamente, con el PAN o el PRI. El candidato ideal sería un panista simpatizante del PRI, por ejemplo, José Antonio Meade, quien ha ocupado puestos de primera en los gobiernos panistas y priístas, además no se le ha acusado de corrupción. Meade es un conservador absolutamente intercambiable. Hay un proyecto para modificar los estatutos del PRI que parece diseñado a la medida. Sería muy brutal inscribir una coalición formal antes del 14 de octubre. Seguramente funcionaría una alianza tácita rematada con un gobierno de coalición(Art. 89. XVII. Constitución).

 Estas fórmulas no serían ni ilegales ni ideológicamente inaceptables. Cierto: habría resistencias en la militancia del PRI y del PAN, pero las dirigencias de los partidos se impondrían. Los votantes conservadores, que son una franja importante, podrían votar por esa fórmula.

El objetivo estratégico sería impedir la alternancia y quebrar a AMLO. Otros partidos podrían ayudar. De hecho, ya lo hicieron en 2006 y en 2012. Si se concreta esta posibilidad estaríamos ante un referéndum PRIAN/Morena, Meade/AMLO. El 30 por ciento de electores aún indefinidos decidirían la suerte del país en esta generación.