Noé Hernández, cuatro años preso por un crimen de odio que no cometió

Por Periódico Central | Lunes, Junio 26, 2017

Noé Hernández Hernández cumplirá a finales de 2017 cuatro años recluido tras las rejas del penal de San Miguel por un crimen que no cometió. En su rostro se ven las marcas de la tortura a la que fue sometido por  agentes ministeriales. Su nariz está desviada desde el tabique porque se la rompieron a golpes hasta que “admitiera” que era “culpable”. Hoy ya tiene 25 años de edad y se dedica a lavar la ropa de sus compañeros para sobrevivir.

En noviembre de 2013 fue detenido por una ministerial que pasó a su casa con el pretexto de llevarlo a lavar los carros a su residencia, él subió a su auto con la ilusión de ganar un dinero extra para seguir ayudando a su madre con los gastos de la casa. Después de ese día nunca volvió a ser libre. 

Pasó veinte días encerrado en el hotel Kyoto —cuando aún existía la figura del arraigo domiciliario en Puebla—, ahí  fue torturado hasta que admitiera que fue parte de los homicidas de Cinthya, una mujer transexual que murió asfixiada durante el asalto a su casa en la colonia El Tamborcito.

Los agentes de Homicidios de la Fiscalía General de Puebla le pidieron a Noé Hernández una prueba de semen para descartarlo de los atacantes; él la entregó sin saber que con eso lo incriminarían como el principal acusado. Su semen fue sembrado en el cuerpo de Cinthya, cuyo nombre legal era Aldo Rodríguez Bailón.

Entrevistado por PÁGINA NEGRA dentro del penal de San Miguel, Noé Hernández relató cómo sobrevive lavando ropa de otros reos, carece de los medios económicos para solventar un abogado y teme que su madre, Juana Hernández, se quede sola y sin apoyo.

Es de baja estatura y delgado, él mismo habla de su físico para relatar que le habría sido imposible someter y matar a Cinthya, quien era robusta y alta.

Noé hoy no tiene esperanza de saber cuándo tendrá sentencia que podría llegar hasta los 50 años de prisión por homicidio calificado.

Yo conocí a Cinthya. Era clienta. Mi mamá vende dulces y cigarros en la colonia. Yo luego le ayudaba. Cinthya pasaba en las noches por su cigarro. Lo encendía y cotorreábamos un rato. Pero yo no la maté. Me hicieron de todo para que lo admitiera. Mira cómo me dejaron”, dice mientras señala a su nariz desviada.

Este caso es parte del serial que presentará semanalmente PÁGINA NEGRA de hombres que están en la cárcel por delitos que niegan haber cometidos, todos ellos sometidos a tortura para admitir sus crímenes.

El homicidio de Cinthya

El 8 de noviembre de 2013 Cinthya —quien aún utilizaba su identidad legal de Aldo Rodríguez Bailón— fue asfixiada en su domicilio del barrio de El Tamborcito. Sus agresores presuntamente la habían matado para robarle sus pertenencias, pero únicamente en su habitación faltaba una pantalla de plasma. Dos días después del homicidio de Cinthya fue detenido Noé a través de engaños.

La entonces Procuraduría General de Justicia abrió la averiguación previa número 97/2013/AEHOM, pero utilizaba el proceso de arraigo para ganar tiempo y cuadrar los expedientes de sus averiguaciones previas. Fue una práctica que instauró a su llegada el fiscal Víctor Carrancá Bourget y que después fue abolida por violar el principio de presunción de inocencia.

Llegó una señora, una licenciada. Y me pidió que la acompañara porque me iba a dar un dinero si le ayudaba a acomodar y limpiar unas cosas en su casa. Igual me dijo que si le lavaba su camioneta. Yo acepté. Pero pues no sabía a dónde íbamos y se metió a unas calles por Plaza San Pedro”.

La licenciada era una agente de la Procuraduría y llevó a Noé a las oficinas de Valle Dorado. Ahí fue bajado por agentes ministeriales que después le taparon la cara y se lo llevaron. No supo después dónde se encontraba, hasta días después que le dijeron que estaba bajo arraigo.

El infierno del Hotel Kyoto

Hasta después me enteré que estaba en un hotel y que estaba arraigado. O bueno eso me dijeron. Y pues me hicieron de todo. Me tapaban la cara con una bolsa hasta que sentía que me iba asfixiar. Me golpeaban en el estómago. Me pusieron un trapo mojado en la cara. Me daban patadas en la entrepierna. Me dieron electrochoques en los testículos. Eso fue lo que ya no aguanté y ya les dije que firmaba lo que quisieran pero que me dejaran ya”.

Fueron días de tortura dentro del Hotel Kyoto. Mientras tanto, Juana Hernández buscaba a su hijo en hospitales, con la Cruz Roja, a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla e incluso en la misma Procuraduría General de Justicia. Pero nunca le dieron informes.

Hasta el domingo 17 de noviembre que personal de Derechos Humanos notificó a Juana que se encontraba en calidad de arraigado. Pero pasaron días para que su madre pudiera verlo. La mujerllegó a manifestarse a las afueras del hotel para que le dejaran hablar con su hijo.

Mi mamá les rogó a los judiciales que la dejaran pasar. Que nomás quería hablar conmigo. No sé cuánto tiempo rogó pero un día pude hablar con ella sin verla pues. Ella estaba del otro lado de la puerta y solamente hablamos un rato. Le dije todo lo que me hicieron”.

La versión oficial de la entonces Procuraduría señaló que Noé solamente pasó 10 días arraigado en el Hotel Kyoto. Él asegura que fueron más días:

¿10 días? No, fueron más. Y todo acabó cuando me pidieron semen. Me dijeron que había forma en la que podían deslindarme y que tenía que masturbarme en un recipiente que me dieron. Pues yo, tonto, les creí. Pero eso fue lo que terminaron sembrando en el cuerpo de la chava, con eso confirmaron que yo la maté porque supuestamente también abusé de ella sexualmente”, relató a PÁGINA NEGRA.

Su vida eterna en la cárcel de San Miguel

El 28 de nombrembre del 2013, Noé junto con Miguel Muñoz Ortega y Víctor Icelo Montiel fueron consignados y enviados al penal de San Miguel. Ahí la situación no cambió. Noé asegura que dentro de prisión Muñoz Ortega  e Icelo Montiel  se burlaron porque tenían un buen abogado que los iba a sacar, a pesar de que ellos sí habían asesinado a Cinthya.

Una vez intentaron matarme acá dentro. Como sabían que yo conocía la verdad de todo. Pues intentaron golpearme y hasta matarme. Pero es el colmo. Ellos ya salieron. Ya están libres (…) Yo no tengo para pagar un abogado. Vivo de lo que me dejan chambitas acá dentro”.

Hasta este día,  Juana Hernández acude un día a la semana a ver a su hijo Noé. Usualmente son va los domingos. Le lleva un poco de dinero de lo que puede conseguir en la semana. Pero Noé sigue lavando ropa ajena y haciendo mandados entre los reos de San Miguel. No tiene un peso para poder pagar abogado.

No pues si yo pidiera algo sería que ya me sacaran de aquí. Pero no tengo para pagar abogado. No sé cómo hacerlo. Pero ojalá alguien pueda apoyarme… Ya no quiero darle molestias ni preocupaciones a mi mamá”, dijo Noé entre lágrimas.

Noé Hernández Hernández podría ser sentenciado hasta con 50 años de prisión por el homicidio de Cinthya. Los otros implicados, Miguel Muñoz y Víctor Icelo también son señalados por el homicidio de otra mujer transexual conocida como Anahí, ocurrido el 2 de enero del 2015, quien fue testigo de la muerte de Cinthya.

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