Analistas ven a Del Mazo en la ruta de la derrota de Labastida en el 2000

Por Sin Embargo | Miércoles, Abril 26, 2017

Como Francisco Labastida Ochoa, candidato con el que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió la elección por la Presidencia de la República en 2000, el aspirante tricolor al Gobierno del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, enfrenta una elección histórica.

En ese inicio de siglo, los despachos noticiosos destacaban que, por primera vez en sus 71 años de vida, el PRI, hasta entonces el partido más longevo del mundo en un poder nacional, podría resultar derrotado en la elección presidencial ante el candidato opositor, el panista Vicente Fox Quesada.

Este 2017 en el Estado de México, el de la mayor cantidad de electores, recursos económicos y lugar de origen de uno de los grupos más fuertes del priismo, Del Mazo Maza es el primer priista que, como Labastida en 2000, carece de certidumbre sobre su triunfo en una demarcación en la que el PRI había ejercido, hasta su candidatura, un poder casi hegemónico.

La similitud más importante es que, a pocos meses de la elección hay bastante conciencia, para empezar entre los propios equipos de los candidatos, entre los candidatos, las autoridades electorales, la prensa, una buena parte del electorado, de que puede perder el candidato del PRI”, dice Nicolás Loza Otero, analista político e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

“Hay incertidumbre, porque tampoco es un hecho que vaya a perder, como no lo era tampoco en la elección de Labastida. No hay convicción de que va a ganar el PRI, de que a lo mejor la oposición, puede que ser que con poco o menos gana posiciones pero no puede ganar la principal contienda; en este caso, creo que hoy, como hace casi 20 años, esto es muy parecido”, agrega el académico.

Con esta observación coincide Marco Leopoldo Arellano Toledo, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“En este contexto también hay mucha expectativa de sacar al PRI de la casa de Toluca; expectativa de que un partido hegemónico, en una entidad en la que nunca ha perdido, pareciera que este año pudiera sufrir su primera derrota”, comenta Arellano Toledo.

De 41 años y primo del Presidente Enrique Peña Nieto, Del Mazo Maza es el más reciente aspirante a Gobernador de una red familiar y política que ha encabezado el Ejecutivo de esta entidad por casi 20 años.

Antes, entre 1945 y 1961, fue Gobernador su abuelo Alfredo del Mazo Vélez y, entre 1981 y 1986, su padre Alfredo del Mazo González, también ex Secretario de Energía con el Presidente Miguel de la Madrid. Su primo Enrique Peña Nieto [hijo de Enrique Peña del Mazo] gobernó entre 2005 y 2011.

El resto de la red familiar vinculada con Del Mazo Maza y que participa en política la forman Arturo Montiel, ex Gobernador entre 1999 y 2005 y, a su vez, tío lejano de Peña Nieto; sus hermanos Adrián del Mazo Maza, director general de Autotransporte Federal en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y Alejandro Del Mazo Maza, titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Su prima Carolina Monroy del Mazo, por su parte, fue ex secretaria general del PRI.

Fuera de esta red de parentesco, sin embargo, dice Loza Otero, Del Mazo Maza carece de mayores méritos políticos. Y como Labastida Ochoa, agrega Arellano Toledo, tiene una “personalidad grisácea”.

También como de la elección de Labastida quedó el reclamo que le hizo a Vicente Fox durante un debate televisivo –“me ha llamado chaparro, me ha llamado mariquita, me ha dicho lavestida”–, en esta campaña uno de los videos más populares de Del Mazo Maza es donde muestra no saber que el PRI gobernó Netzahualcóyotl en 2011.

“Te enganchaste Alfredo; ni modo”, le dice a Del Mazo el candidato del Partido de la Revolución Democrática, Juan Zepeda Hernández, en una imagen que ha sido reproducida más de 2.2 millones de veces en este mes de abril.

PRI Y EL DESPRESTIGIO DE EPN

Cada una de estas dos elecciones históricas, sin embargo, dicen analistas, tiene “su propia narrativa” y, en cada caso, si bien por primera vez hay competencia y el tricolor enfrenta un amplio desprestigio, las causas son distintas.

En 2000, plantea Rogelio Hernández Rodríguez, historiador, doctor en Ciencia Política e investigador del Colegio de México (Colmex), el PRI enfrentaba a un candidato de oposición muy fuerte, Vicente Fox Quesada –quien resultó ganador–, con una estructura de movilización de votos más fuerte que la que puede tener, dice, cualquier partido opositor en el Estado de México.

También, agrega, los partidos de oposición viven ahora, como el PRI, una crisis de credibilidad que no era tan grave a principios de siglo.

Crisis generalizada que, a su vez, advierte el también autor del libro “Historia mínima del PRI” [editado por el Colmex], es la causa de lo estrecho de la competencia en el caso mexiquense, a la que se le agrega el desprestigio del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.

“Ninguno [de los partidos de oposición] ha tenido auténtica presencia, partidariamente; en términos de organización no son fuertes como para disputar la gubernatura. Si ahora lo hacen, insisto, no es porque hayan crecido: es porque hay un tremendo desprestigio”, dice Hernández Rodríguez.

“El hecho de haber regresado el PRI a la Presidencia despertó expectativas muy fuertes, y se le añade que el Gobierno de Peña Nieto no ha tenido un desempeño notable”, agrega.

Este medio envió una solicitud de comentarios a la campaña de Del Mazo, pero no fue respondida.

Otra diferencia entre ambas elecciones es la relación de cada candidato y su grupo con el priismo nacional, dice Loza Otero, que observa cómo en 2000 había un Presidente, Ernesto Zedillo Ponce de León, distanciado abiertamente del resto del partido tricolor y “reformista”, al grado de que en su sexenio se generaron los cambios legales que permitieron finalmente la alternancia en México desde 1997.

Peña Nieto, en cambio, dice el investigador, además de primo del candidato Del Mazo, ha encabezado una “cargada” que ha incluido visitas de integrantes de su gabinete e incluso de la primera dama, Angélica Rivera, al Estado de México.

“Labastida era el candidato elegido por este Presidente que deliberadamente había distanciado del partido y que, por otro lado, había emprendido reformas que habían dado fuerza a la oposición, e incluso había enfrentado ya una reacción conservadora o restauradora en el PRI, que era la de Roberto Madrazo [priista, ex Gobernador de Tabasco]; entonces, todo ese escenario en buena medida facilitó la derrota de Labastida, y ninguno de esos componentes está presente en la candidatura de Del Mazo”, dice Loza Otero.

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