La realidad alternativa de López Zavala
Por El Sol de Puebla | Lunes, Febrero 27, 2017
Que Javier López Zavala busque acercamientos con Morena para intentar convertirse en su candidato a gobernador es válido y comprensible, dadas las escasas posibilidades que tiene de serlo en el PRI y las malas expectativas que enfrenta este partido de cara a la elección estatal del 2018.
Que López Zavala plantee abandonar las filas del priismo para perseguir un cargo de elección popular desde el partido de moda, el de Andrés Manuel López Obrador, en estos nuevos tiempos de pragmatismo político y orfandad ideológica, no es un asunto que lleve a la sorpresa.
Si el secretario de Gobernación de la administración marinista deja el instituto tricolor y es aceptado en el Movimiento de Regeneración Nacional, como quiere, no será el primer personaje ni el último en cambiar de camiseta partidista por así convenir a sus intereses.
Más atrás está el caso del ex gobernador Rafael Moreno Valle, que en 2006, siendo legislador federal y alumno aventajado de Elba Esther Gordillo en la Cámara de Diputados, renunció a su militancia en el PRI para incorporarse al PAN.
Desde entonces ha habido numerosos ejemplos más.
Así que por ahí podría no haber mucho que reprocharle al candidato del PRI al gobierno del estado en 2010.
Zavala está en su legítimo derecho de cambiar de barco a media travesía.
Si ahora le tunde a Enrique Peña Nieto, al que hasta hace poco elogiaba y con el que ansiaba aparecer fotografiado cada vez que podía, por la crisis económica y los gasolinazos, y le aplaude al ‘Peje’, es su problema.
Sabrá por qué lo hace y qué persigue con ello.
Pero tratar de venderse como un producto electoral altamente cotizado en Morena, con media candidatura en la bolsa, como ha pretendido desde hace unas semanas, es otro asunto.
Aquí el otrora secretario de Gobernación recurre a un viejo e inservible recurso personal, el alarde.
López Zavala pretende hacer creer a la clase política, pero principalmente al priismo, que ha sido contactado por representantes de López Obrador para negociar su incorporación a Morena, no solo como fiel y auténtico admirador del tabasqueño, sino como abanderado a la gubernatura.
¿Será?
Aquí cabe plantearse una serie de dudas:
Si el priista, que todavía lo es, fuese un cuadro apreciado en Morena, ¿qué necesidad habría tenido de ofrecer una conferencia de prensa el viernes 17 de febrero para anunciar el surgimiento del grupo Recuperemos Puebla, justo un día antes del mitin de López Obrador en la Plaza de la Democracia?
Si el ‘Peje’ ya lo conocía, y hasta en pláticas andaba con él para el 2018, ¿por qué llamar su atención a través de los medios?
Otra duda:
Si para entonces ya había tenido acercamientos, no con uno, sino con varios de los voceros del tabasqueño, para hablar de la elección del año que viene, ¿por qué no fue invitado al mitin de la Plaza de la Democracia del sábado 18 de febrero, como si lo fue, por ejemplo, Fernando Manzanilla?
Una más (la última):
Si ha sostenido encuentros con liderazgos de la estructura política del fundador de Morena, como ha dicho, ¿por qué las desafortunadas fotografías del viernes pasado, tomadas en Jilotepec, Veracruz, exhiben a un personaje (el poblano) en búsqueda presurosa de López Obrador, y no a uno que asiste a un acto público en calidad de acompañante y aliado del mismo?
Zavala ha estado mostrando una realidad “alternativa” para ganar reflectores.
Ha mentido pues.
Eso podría funcionarle si solo quiere llamar la atención de unos cuantos e ingenuos militantes del PRI.
El conflicto asoma si es que así, y solo así, piensa conseguir sus ambiciosos objetivos en Morena.
Ahí andaría mal.
El priista debe saber que López Obrador necesitará mucho más que recortes de prensa y reportes periodísticos de la web para impresionarse.
Si no lo sabe, y parece que no lo sabe, estará en serios aprietos y muy pero muy lejos de representar una opción real para los planes de Morena en el 2018.
Ni más ni menos.