Anaya propicia la unidad de sus adversarios en el PAN

Por Excélsior | Lunes, Septiembre 26, 2016

Omiso, despectivo, incluso, ante el creciente y fundamentado reclamo de propios y extraños para que garantice piso parejo en la puja por la candidatura de Acción Nacional en el cada vez más cercano 2018, el (aún hoy) políticamente imberbe Ricardo Anaya Cortés parecería, a contrapelo de lo que él mismo y los suyos quisieran, avanzar hacia su autodestrucción… al insistir en aprovechar la estructura y recursos del partido para autopromoverse y, con ello, alentar la configuración de una suerte de frente antianayista de facto que, en los hechos, abona a minar la endeble unidad de la militancia.

En las últimas semanas, efectivamente, luego de que su antecesor y principal promotor Gustavo Madero se dijera, otra vez, traicionado por Anaya al incumplir el compromiso de promoverlo a la presidencia de la Cámara de Diputados, los ataques en su contra se acrecentaron cuando, sin más, la imputación del chihuahuense derivó en el explícito reclamo para que definiera —“como si hiciera falta…”, diría alguno— si aspira o no a encabezar el esfuerzo por recuperar la presidencia que, huelga decir, dio paso a un inmediato cierre de filas entre él, la más aventajada entre los aspirantes a la nominación azul, Margarita Zavala, y el poblano Rafael Moreno Valle y, ¡ojo!, entre los dos últimos… de manera momentánea al menos.

La exponencial multiplicación de exigencias para que el queretano esclarezca sus aspiraciones, particularmente en lo que refiere a si construye o no una eventual candidatura presidencial —“lo que si bien no es ilegal (porque no lo prohíbe el estatuto),  sí es poco equitativo y hasta inmoral…”— insistamos, inhibe toda posibilidad de que el dirigente intente hoy construir una alianza con alguno de quienes, como él, buscan la disputada candidatura y, en la práctica, acerca a éstos, conscientes de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo…”.

Y ello, al margen de consideraciones, no hace más que dividir al panismo que, hoy por hoy, no atraviesa precisamente por su mejor momento, pues, al margen su potenciada posibilidad de volver a los primeros planos del poder, se encuentra inmerso en una innecesaria disputa por el control del partido —de su estructura y recursos, insistamos— que, a la vista lo que viene ocurriendo, buscan resolver atendiendo más a consideraciones y criterios pragmáticos que a sus tradicionales principios y valores…

http://www.excelsior.com.mx/opinion/enrique-aranda/2016/09/26/1119002