De Huejotzingo a la vergüenza

Por Reforma | Miércoles, Marzo 2, 2016

Repartir volantes para denunciar un fraude electoral en el aeropuerto de la Ciudad de México fue el último acto público de Carlos Castillo Peraza como presidente nacional del PAN. Al día siguiente le entregó la jefatura a Felipe Calderón. Era 8 de marzo de 1996 -en una semana se cumplirán veinte años-. Entonces, los panistas de todo el país unidos también entregaban esos papeles en carreteras, plazas, escuelas, centros de trabajo, para exhibir el atraco cometido por el gobierno priista de Manuel Bartlett a la voluntad de los ciudadanos de un pequeño municipio poblano: Huejotzingo. Justo en esa tierra el PAN decidió aliarse con el PT. ¿Olvidaron esa lucha los panistas? ¿Olvidaron que Bartlett es senador y vocero del PT? Náusea política.

Arrinconar la historia no la borra. El 12 de noviembre de 1995 hubo elecciones locales en Puebla. El PAN triunfó en 20 municipios, entre ellos la capital, y ganó Huejotzingo con 5934 votos contra 4929 del PRI. El candidato perdedor reconoció públicamente su derrota. Pero el 2 de febrero de 1996, un Tribunal Electoral nombrado por Manuel Bartlett, y su mayoría en el Congreso, decidió robarse los sufragios y darle el "triunfo" al PRI. Quizá sea anécdota, pero en nueve ocasiones el PAN pidió copia de aquel expediente al Tribunal para defenderse legalmente; lo entregaron ¡68 días! después de emitida la sentencia-consigna. No acabo de entender cómo, a qué hora y por qué, el PAN tomó de la mano al PT, precisamente a la plataforma política desde donde, ahora, transfigurado, el senador Manuel Bartlett pontifica con dedo flamígero y desmemoria lo que es "democrático", "justo" y "digno" para este país. ¡Qué atrevimiento! ¡Qué desvergüenza!

Esa alianza prostibularia entre el PAN y el PT tira a la basura toda la "razón democrática" que fue la "razón de ser" de Acción Nacional. Nada dirán ya aquellas palabras pronunciadas hace veinte años, en un encendido discurso nocturno por el líder nacional del PAN, Castillo Peraza, precisamente en la plaza de Huejotzingo, repleta de miles de seguidores y simpatizantes, cuando advirtió que el robo de votos en Puebla no era ni coyuntural, ni insignificante, ni pequeño, sino "estructural", porque en su despojo estaban coludidas las autoridades locales, la dirigencia partidaria y los órganos de justicia electoral. ¿La coalición PAN-PT no fue diseñada y auspiciada por las autoridades locales? ¿No la avaló la dirigencia partidaria? ¿No la sancionaron los órganos electorales? ¡Qué estructural desfachatez!

El PT considera, según sus Estatutos, a la "línea de masas, como la línea fundamental para todo trabajo".

¿Cómo explicará ahora el PAN en Puebla que cree en la dignidad individual de cada ser humano y en la libertad de afiliación política? El PT confiesa en esos documentos oficiales que "nuestro modelo de funcionamiento es la democracia centralizada". ¿Cómo explicará el PAN ahora en Puebla que justo eso atenta contra el principio de ordenación social en el que siempre ha confiado, la subsidiariedad, donde el gobierno central no debe suplantar ni realizar las tareas del estatal y menos del municipal? ¿Cómo explicar a los poblanos que Ricardo Anaya fue electo democráticamente y Alberto Anaya ha dirigido al partido siempre, sin ninguna elección genuina de sus militantes? ¡No! Nada tienen en común el gurú de los petistas Ho Chi Minh y el desdeñado Manuel Gómez Morin.

Quizá los panistas suscriptores de ese enlace no conocían que su nuevo asociado lamentó, en documento expedido con toda formalidad por la Comisión Ejecutiva del PT, la muerte del "camarada" Kim Jong II, líder "sabio" del pueblo de Corea del Norte, que "buscó liberarlo de las cadenas del capitalismo salvaje", y lo llevó por un "camino de la paz y el desarrollo económico, político, social y cultural". ¡Cinismo puro! No puedo explicar públicamente cómo el PAN ayer luchó contra los tiranos y, hoy, sale del brazo de un partido aplaudidor de sátrapas.

¿Cómo lamentar el encarcelamiento de Leopoldo López en Venezuela y estrechar la mano amiga "antiimperialista" de Hugo Chávez y Nicolás Maduro?

Si el argumento son los votos, el simple número de votos; ¿no era mejor aliarse con Ana Teresa Aranda, presidenta panista poblana hace veinte años, arrastrada y golpeada por la policía de Manuel Bartlett en aquella defensa del voto en Huejotzingo, y que acaba de renunciar al PAN? Aquella lucha abrió la puerta a una gran reforma electoral nacional. Hoy Puebla no puede ser una regresión democrática. No sé cuánto le costó esa compañía al gobernador Moreno Valle. Al PAN, sin duda, mucho.

http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=83286