Sucesión 2016: Lo que se dice y percibe

Por El Sol de Puebla | Lunes, Octubre 12, 2015

Si la contienda por la candidatura del PRI al minigobierno del estado (por aquello de que será de apenas 20 meses) se desarrollara a partir de bandos o equipos, a estas alturas de la competencia se daría por sentada la participación de dos únicos bloques: el de Blanca Alcalá Ruiz y el de Enrique Doger Guerrero.

En efecto, cuando falta poco más de un mes para que dé inicio el proceso electoral estatal de 2016, la puja por la candidatura del partido tricolor parece haberse dividido en dos bandos: el que apoya a la senadora y el que respalda al ex diputado federal.

Detrás de Alcalá Ruiz asoman el subsecretario de la Sedatu Juan Carlos Lastiri Quirós y la mayoría de aquellos firmantes del pacto de la 'unidad' al que nunca jamás, ni por error, sumaron a Doger.

Mientras, como puntales del ex rector de la BUAP y ex presidente municipal de Puebla figuran personajes estrechamente ligados al marinismo, perfiles de la talla de Valentín Meneses Rojas, Jorge Morgado Nava (el capitán) y Jorge Mendoza Velarde, entre otros, quienes -usted coincidirá-no moverían un dedo en favor de tal o cual aspirante sin la venia de su pastor, el ex gobernador poblano.

Verdad o mentira, esa es la percepción que ha comenzado a generarse en semanas recientes, la de una pelea priista que se disputa entre dos grandes grupos.

Lo curioso es que el reacomodo de estos bandos en torno a los dos aspirantes parece responder más al interés particular de sus integrantes que a un plan orquestado desde los cuartos de guerra de Alcalá y Doger.

Es decir, que tanto unos como otros han visto en la sucesión de gobernador la posibilidad de sacar dividendos políticos en el mediano plazo, y que por ello han tomado partido por los precandidatos más visibles, por conveniencia particular.

Pareciera que Lastiri (que ayer se descartó por completo para buscar la minigubernatura) y sus aliados, entre los que se ubican Juan Manuel Vega Rayet, Alejandro Armenta Mier, Víctor Giorgana Jiménez y Alberto Jiménez Merino, han acordado permanecer y hacer crecer al grupo a través de la conquista de mayores espacios, como, muy seguramente, aquellos cargos de elección popular que se disputarán en 2018.

Es la lucha de un bloque en busca de identidad, definición y fuerza para el futuro.

Y que para ello habría decidido brindarle su apoyo a Blanca Alcalá en el 2016, aunque de momento ella no lo pidiera.

A sus integrantes los une el haber sobrevivido políticamente aun en un contexto estatal adverso: con el morenovallismo a cuestas.

Uno, Lastiri, es subsecretario en el gabinete del presidente Peña Nieto; otros, Jiménez y Vega, son delegados federales, y unos más, Armenta y Giorgana, han llegado a San Lázaro en calidad de diputados federales uninominales.

Los marinistas, por su parte, estarían tratando de encontrar su retorno a los círculos del poder después del exilio al que fueron enviados tras el descalabro electoral de 2010.

Estos ex colaboradores de Mario Marín no corrieron con la misma suerte que los otros ni fueron convidados de las mieles de la administración pública federal, la que comanda el PRI desde diciembre de 2012, por lo que se hallarían a la expectativa de una valiosa oportunidad para emprender su regreso.

Se dice que vieron esa oportunidad en Doger.

Y que por ello decidieron jalar para su causa.

Así es como se encuentra la puja priista en términos de percepción.

Si las cosas fuesen exactamente así, surgiría la duda en el caso de Jiménez Merino.

Hasta hace unos días, el delegado de la Sagarpa todavía aseguraba que era seria y muy real su participación en la contienda por la candidatura del 2016, por lo que habría que ver si, en caso de ser cierta la conformación de los dos bandos, habría optado o no por sumarse a Blanca Alcalá.

La moneda sigue en el aire.

http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/n3973509.htm