Crean estudiantes BUAP hueso artificial curativo

Por El Sol de Puebla | Domingo, Octubre 4, 2015

Matemáticas y tecnología aplicadas en un material similar al sistema óseo humano y con propiedades de rehabilitación, es la aportación que un grupo multidisciplinario de jóvenes estudiantes de la BUAP: Lizbeth, Irving y Abraham, están por lograr.

El destino y sus capacidades los reunieron, combinaron las ciencias duras y de la salud para crear "Math Bone", un hueso artificial desarrollado a partir de un modelo matemático del tejido humano, diseñado en un tipo de plástico con propiedades únicas para sustituir y regenerar uno natural.

Un investigador de la Facultad de Fisicomatemáticas lo pensó hace más de ocho años pero el empeño de los tres universitarios y la guía de sus asesores lo concretaron en los últimos 10 meses, desde el pasado mes de diciembre que Abraham retomó el proyecto para su tesis de doctorado.  

La fractura de pierna de un tío y su nata facilidad con los números hicieron reflexionar a Abraham sobre la posibilidad de estudiar el tejido humano y la importancia de crear soluciones útiles para sanar a la gente en casos como éste, "sin necesidad de tantas cirugías e injertos de hueso", pensó.

Motivado por sus mentores, Abraham Maldonado García, próximo doctor en Física de 32 años de edad dejó de imaginarlo, se aplicó en la investigación y en poco tiempo obtuvo un modelo matemático que explica ampliamente la composición de los huesos.

Para hacer trascender los conocimientos revelados por los números, a sugerencia del maestro Marco Antonio Morales Sánchez, Abraham invitó a Irving Fernández Cervantes, un joven de 24 años, futuro ingeniero en desarrollo de materiales, a integrarse a su equipo de investigación.

En aquel tiempo, a principios de este año, Irving estaba interesado en ayudar a su papá hallando la forma de cortar vidrio templado, sin embargo, el sensible tema de la salud y el deseo de ayudar a otros con enfermedades óseas, como a su abuela que padece osteoporosis, lo llevaron a aceptar la propuesta de Abraham.

La complejidad y la responsabilidad de la nueva encomienda, forzó a Irving a hacer una pausa con su labor en el vidrio templado, a estudiar cosas nuevas y a esforzarse para desarrollar nuevos materiales.

Y en poco tiempo también, conjugó sustancias y materiales, como el calcio y el ácido poliláctico, un plástico de características biológicas, útil en la sutura de heridas quirúrgicas, hasta que logró la construcción de un producto similar a un hueso.

Por suerte, en esos días el Centro Universitario de Vinculación y Transferencia de Tecnología (CUVyTT) de la BUAP, recibió una impresora 3D, con la que literalmente, construyeron su primer hueso artificial.

Los estudios de laboratorio indicaban que el producto tiene prácticamente las mismas propiedades que un hueso humano, pero para confirmarlo era necesario someterlo a pruebas biológicas, por lo que también a sugerencia del maestro Marco, sumaron a Lizbeth Arroyo Reyes, una estudiante del noveno cuatrimestre de Biología, una joven que a sus 22 años ya tiene experiencia y un certificado para hacer experimentos en tejidos humanos.

Ella fue la encargada de hacer las primeras pruebas biológicas y verificó que hasta el momento, Math Bone es un producto no tóxico, capaz de disolverse en la medida en que el tejido natural se regenera y sin producir efecto dañino alguno, es decir, apto para ser implantado en el organismo humano. 



UNA ESPERANZA EN DESARROLLO

A la fecha, Math Bone ha sido sometido a pruebas de resistencia, porosidad, densidad, presión, compresión y toxicidad, con resultados sorprendentes, de 96 por ciento de compatibilidad con el tejido humano.

En septiembre apenas, estos jóvenes ganaron el primer lugar en un concurso de la BUAP de prototipos estudiantiles, 20 mil pesos, asesoría del Centro de Innovación y Competitividad Empresarial (CICE) para formar su propia empresa de tecnología y el patrocinio de la universidad para patentar su invento.

Pero el trabajo de Lizbeth, Irving y Abraham continúa en desarrollo, pues de la mano de los investigadores de la BUAP, Marco Antonio Morales Sánchez, Efraín Rubio Rosas y Maura Cárdenas García, pronto este hueso artificial será implantado en roedores, como prueba determinante a su comportamiento en un ser vivo.

Los investigadores confían en que estos últimos estudios confirmarán las bondades de Math Bone y que tras los protocolos sanitarios, este producto podría ser utilizado en algunos años para sanar alguna pequeña fisura ósea o hasta para sustituir un hueso de grandes dimensiones como un fémur.

Pero a diferencia de los actuales tratamientos en casos de fracturas, Math Bone será más amigable con el paciente y su bolsillo, porque su implantación no requeriría de más de una cirugía, no representará riesgo de infección o complicación de salud derivada del injerto de una prótesis de metal al interior del cuerpo y sería significativamente más económico que el titanio o cualquier otro material de uso terapéutico, de 500 pesos por unidad en comparación con los 7 mil pesos o más de los otros.

Y a decir del equipo, más adelante quizá, abundando en la investigación, estos conocimientos podrían ser útiles también para el tratamiento de enfermedades óseas como cáncer y osteoporosis.



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* Lizbeth Arroyo Reyes 

22 años 

Estudiante de la licenciatura en Biología

Alterna su tiempo entre el noveno semestre de la carrera con estudios en neuroendocrinología para observar los efectos de hormonas en roedores y aspira a una maestría en ingeniería de tejidos en la BUAP o alguna universidad en el extranjero.



* Irving Fernández Cervantes

24 años 

Estudia ingeniería en materiales 

Math Bone es su caso de estudio de tesis de licenciatura y aspira a una maestría en tecnología avanzada en biomateriales en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) o en la Universidad de Scheffield, Inglaterra.

Sus pasatiempos son rodar en bicicleta y coleccionar cuarzos.



* Abraham Maldonado García

32 años

Estudia el doctorado en Física 

Math Bone es su proyecto de tesis de doctorado, es padre de una pequeña y un joven que gusta de viajar para conocer nuevos lugares, volar en parapente, escalar montañas y elaborar su propia cerveza artesanal.