Facundo Rosas, el protegido de Moreno Valle
Por Intolerancia | Miércoles, Julio 15, 2015
¿Qué tendrá de bueno o, mejor dicho, qué sabe o qué aporta don Facundo Rosas Rosas para que el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, le perdone todo y no le pida su renuncia?
Facundo Rosas llegó a Puebla como secretario de Seguridad Pública del Estado, con un pésimo expediente; fue acusado de represor, de “llevar las maletas” de las “rentas” de los “Beltrán Leyva”, y aún así le dieron el trabajo.
¿Será la manota de Genaro García Luna?
Luego el gobernador no lo sacrificó en el caso de Chalchihualpan, todo lo contrario, lo defendió y lo ha seguido defendiendo.
Es sabido de todos quienes se encuentran en la SSPE y en el mismo gobierno que Marco Antonio Estrada es, como lo consideran los mismos policías estatales, “es el perro” de Facundo Rosas, por eso lo puso al frente de la PEP cuando Alejandro Santizo dejó el cargo para convertirse en secretario de Seguridad Pública del ayuntamiento de Puebla.
Estrada entonces se hizo cargo de “la caja chica”, entre sus actividades está la protección a un grupo delictivo dedicado al robo de ductos, un grupo que pagó más para que le dieran “la plaza de Puebla” y pudiera operar con toda impunidad.
Entonces Estrada invitó al “negocito” a Tomás Méndez Lozano, otro de los “esbirros” de Facundo Rosas, quien se hizo cargo del Grupo de Operaciones Especiales (Goes), para poder cumplir con la encomienda de ser el nuevo “protector” del grupo delictivo y comenzar a limpiar la zona.
Y tal como opera el crimen organizado, Estrada y Tomas Méndez colocaron en las bases de operación en las zonas donde ocurre el robo de hidrocarburos a todos sus incondicionales con dos fines, el primero era proteger a la organización que “le había entrado” y el segundo era acabar con sus enemigos.
Así las cosas, comenzaron las cadenas de aseguramientos de vehículos que transportaban hidrocarburos, de conductores y ladrones de este combustible, para darle apertura total al grupo que estaba pagando su protección.
En este espacio un servidor se lo comentó no una, sino varias veces, que era muy extraño los pequeños aseguramientos, que los policías estaban cuidando o trabajando para algún capo y a nadie le importó, mucho menos a don Facundo, que debió de haber tenido múltiples ganancias con la protección de esta banda. Aquí se dijo que el crimen organizado pagaba millonarias sumas para protección y que los jefes policíacos tanto del municipio, del estado e incluso de la Federación estaban inmiscuidos.
Ahora le comento que en todo este escándalo que envuelve no sólo a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, sino a la misma Procuraduría General de Justicia (PGJ), por su ineficiencia o “conveniente” forma en las investigaciones, sólo faltaba que se acercaran para saber quién era el “traidor”, con todo y sus exámenes de confianza, con todo y su policía acreditable, resultaron ser un puñado de…
Y ahora aparece un tal “Gasparin” o “Gasper” como beneficiado para poder robar millonadas de hidrocarburos, que aparecen las “Tres Alegres Comadres” o “Las Güeras”, quienes compraron la plaza de Puebla para robar combustible a manos llenas.
La intervención del Ejército mexicano llegó como bálsamo de agua para los habitantes de la zona donde operaban los ladrones de ductos protegidos por la policía, porque el otro grupo, al que no le alcanzó juntar para la “mordida”, ya había enfrentado a los policías estatales, como una advertencia, o los policías detenían a todos o a nadie.
Pero no crea el lector que con la detención de estos dos mandos basta, todavía hay otros jefes implicados en proteger a estos maleantes y estos se han hecho ricos de la noche a la mañana.
Sería bueno que la Marina o el mismo Ejército, conjuntamente con la PGR, investigaran los bienes de mandos como los de la Policía Ministerial del Estado (PME).
Con sólo decirle que al momento de conocerse de la detención del director y del jefe del Goes, de la PEP, otros mandos la pensaron y la están pensando para regresar a trabajar.
Nos vemos cuando nos veamos.