Nuevas generaciones heredan violencia contra las mujeres

Por Intolerancia | Martes, Noviembre 25, 2014

Sandra, Araceli y Lucía tienen una historia en común, las tres llevaron una vida de golpes con un final muy distinto, dos de ellas ya no podrán contarlo, mientras la tercera vive su vejez con recuerdos marcados como una cicatriz.

A pesar de la gran diferencia de edades, las tres mujeres pasaron un mismo sufrimiento en épocas distintas, pero esta distancia del tiempo se borra con los mismos golpes del machismo.

Lucía, nacida en enero de 1921, ahora cuenta con 94 años de edad y recuerda el maltrato sufrido, historia que se repite una y otra vez actualmente con jóvenes desde la adolescencia.

Este martes 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el que al paso de los años de erradicada tiene casi nada.

Doña Lucía es una muestra viviente de que el acoso contra las mujeres no se ha frenado con el paso del tiempo.

Los ataques desde que era joven han sido los mismos que ahora sufren las mujeres del nuevo milenio.

Doña Lucia aún recuerda con lucidez el miedo que tenía todas las tardes, cuando sabía que su marido iba a llegar de trabajar.

Ese miedo que vivió, es el mismo que ahora viven miles de mujeres, el que crece casi al grado del pánico cuando sabía que su pareja se había ido de parranda y que llegaría borracho. La golpiza era segura.

Casi a diario había problema por todo, que la sopa no tuviera la suficiente sal o temperatura exacta era motivo de que el plato volara hacia su cara. Que los pañuelos no estuvieran bien planchados era razón para tener un ojo morado.

El recordar esa forma de vida la entristece. Ahora, afortunadamente para ella, el suplicio por las golpizas recibidas por su pareja sólo es un mal recuerdo, un suplicio que le duró 35 años.

Hace 34 años que murió su esposo y, aunque con un poco de resentimiento, lo recuerda con amor, lo que —argumenta— no permitió abandonarlo.

Ahora doña Lucia señala que “en sus tiempos” ese era el modo de vida más común, aunque la situación no ha cambiado mucho para miles de mujeres, quienes siguen esperando con miedo a sus parejas.

“Era lo más común, antes que capaz que se podría denunciar al marido, se hubieran reído de ti en un Ministerio Público. Lo único que podías hacer era escapar y con riesgo a que te encontrara y te fuera peor”, cuenta doña Lucia.

—¿Alguna vez lo dejó?

—Como a los 10 años de casados, me dieron un trabajo fuera de la ciudad y aproveché para irme. Estuve oculta varios meses, pero finalmente me encontró, llegó muy cambiado y supuestamente arrepentido.

“Le creí que todo iba a cambiar, aparte lo amaba mucho, ya tenía dos hijos con él, así que decidí regresar, aunque mi trabajo no lo dejé, aunque me lo pidió; con tal de estar con él, viajaba hasta cuatro horas diarias ida y vuelta a Izúcar de Matamoros. Esos eran mis escapes”.

—¿Y cambió?

—Unos cuantos meses, pero en su primera borrachera volvimos a lo mismo. Pero yo ya tenía trabajo, aunque lejos, me sirvió de mucho, ya que estaba algunas horas tranquila. El miedo era al regresar, y sobre todo si estaba borracho, parecía que tenía el demonio adentro.

—¿Ahora cómo lo recuerda?

—Con mucho amor, porque aunque me pegaba mucho, siempre lo amé y no todo era malo; tenía sus buenos detalles que me enamoraron. También hubo mucho bueno.

“Aunque, la verdad, cuando murió, en 1981, descansé y desde entonces vivo mucho más tranquila”, dijo en su pequeño departamento, al sur de la ciudad.

Este departamento lo logró sola con años de esfuerzo y ahora vive de su pensión, gracias al trabajo que se negó a abandonar, como se lo exigía su esposo.

De los celos a la tumba

Sandra y Araceli tienen la misma historia, sólo que con un final diferente. Ambas, como Lucia, sufrieron maltrato de sus parejas, lo que derivó en su muerte.

Ahora forman parte de las estadísticas, de los números, esos que organizaciones civiles defensoras de las mujeres quieren borrar y poner un nombre y rostro a cada una de ellas.

Sandra Pérez salió de su casa el 29 de junio a las 18:00 horas. Cinco días su cadáver fue trasladado al distrito judicial de Tepeaca.

Murió después de ser apuñalada varias veces en el tórax y luego abandonada en un terreno baldío, atrás de la unidad habitacional Bugambilias, en la entrada de Amozoc.

La encontraron el 30 de junio, entre ropa sucia y debajo de una colchoneta. Estaba cubierta con bolsas de plástico para basura, con las cuales también estaba amarrada.

Familiares saben que el culpable es su exnovio, quien iba a ser denunciado por acoso, pero ya no lo hizo por los trámites engorrosos

Ahora los deudos han dado todas las pruebas para que lo detengan, pero la Procuraduría de Puebla no lo ha hecho.

Araceli Vázquez Barranco fue asesinada por su exnovio el 13 de noviembre de 2013, en Acajete.

Ella apenas tenía 23 años y trabajaba en una fábrica, aquel día se disponía a bañarse, cuando su exnovio, al que pensaba denunciar por acoso, la asesinó al hacerle seis heridas con una navaja, una le perforó el corazón.

Araceli estaba a punto de graduarse de Ingeniería Textil en la Universidad Autónoma de Puebla. Ahora su madre acusa que las autoridades de la Procuraduría le piden que ella haga la investigación y sólo les avise cuando localice al asesino. "¿Qué,quieren que yo agarre al maldito asesino y me vuelva asesina también?", dijo, desesperada, en entrevista.

Sufrimiento

Acoso sexual, maltrato físico, psicológico, falta de oportunidades laborales y hasta los casos más graves que llegan a feminicidios, son lo que gran parte de las mujeres poblanas viven a diario.

En Puebla, hasta 500 apoyos semanales realiza tan sólo el Instituto Poblano de la Mujer, la gran mayoría por maltrato psicológico de sus parejas.

A un año de la creación del Centro de Justicia para las Mujeres de la Procuraduría de Puebla, se han brindado más de 5 mil intervenciones a mujeres víctimas de violencia.

Además, ha integrado 258 expedientes de mujeres que han decidido iniciar procedimientos legales ante diversos tipos de violencia que han vivido.

Según datos oficiales de la Procuraduría poblana, el combate y persecución del feminicidio apenas tiene registrados 20 casos en 2013 y siete en 2014, ambos en el periodo enero-octubre.

“Todos los hechos se han esclarecido, desde la perspectiva de que se tiene identificado al probable responsable, que en algunos casos está ya detenido, y en otros permanece su búsqueda”, señala un comunicado.

En cifras muy distintas, las organizaciones no gubernamentales han contabilizado 53 casos en el actual sexenio, y afirman que sólo uno se ha resuelto con la aprehensión del presunto culpable.

La última Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh), en Puebla 29 por ciento de las mujeres de más de 15 años sufre de alguna clase de violencia tan sólo en la calle, transporte y lugares públicos.

De éstas, 89 por ciento ha sido víctima de intimidación, 34 por ciento de abuso sexual y 9 por ciento de agresiones físicas; así como que 89 de cada 100 poblanas han sido agredidas por desconocidos.

La Puebla misógina

De acuerdo con la más reciente edición del “Panorama de la violencia contra las mujeres en Puebla”, publicado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), el 37.3 por ciento de las 446 mil 112 mujeres ocupadas en el sector laboral sufren algún tipo de violencia en sus centros de trabajo.

Puebla sólo está debajo de Querétaro, cuya entidad tiene un porcentaje del 73.6 por ciento.

De las 165 mil 469 mujeres poblanas que reportan violencia laboral, 81 por ciento mencionaron ser víctimas de discriminación y 42.3 por ciento de acoso laboral; números por encima de lo que marca la media nacional, que son del 79.2 y 41 por ciento respectivamente.

El 38.6 por ciento de mujeres afirmó que fue humillada, denigrada, ignorada o la hicieron sentir menos por ser mujer; a un 22.8 por ciento le pidieron una prueba de embarazo como requisito para ser admitida en un empleo.

El 11.8 por ciento de las mujeres que participaron en la encuesta y que dijo ser violentada sostuvo que fue agredida físicamente, le hicieron insinuaciones o propuestas para tener relaciones sexuales a cambio de mejores condiciones en el trabajo, la manosearon sin su consentimiento, la obligaron a tener relaciones sexuales o tomaron represalias por haberse negado a pretensiones.

Alerta

El caso de doña Lucia no sólo pasaba en las décadas de los cincuenta a los ochenta, pues ahora, a finales de la primera década del siglo XXI, la situación es igual para miles de mujeres, sobre todo en Puebla.

La primera alerta de una pareja golpeadora se da desde el noviazgo, sin embargo, la gran mayoría hace caso omiso, aunque haya casos de adolescentes que llegan inclusive a ser quemadas con cigarro por sus novios.

Según información del Instituto Poblano de la Mujer, muchas jovencitas, usualmente de tercero de secundaria y de preparatoria, viven en una relación de violencia y de acoso psicológico, donde les prohíben hasta hablar con sus amigos, son cuestionadas a cada paso que dan y, por si fuera poco, llegan a pellizcarlas o a jalarles el cabello.

“Han llegado al grado de quemarlas con cigarro, a cortar alguna parte del cuello, incluso podría ser una pluma, pero sobretodo la sicológica es muy importante, el tenerla acosada permanentemente”, relatan trabajadoras de la dependencia estatal.

Ahora, la recomendación de doña Lucía para las jóvenes es no callar y denunciar. “No se puede vivir así, yo lo hice porque no había de otra en mi época, pero ahora es distinto, denuncien, al menos yo viví para contarlo, ustedes no se arriesguen”, dijo con ojos humedecidos.

http://www.intoleranciadiario.com/detalle_noticia/127773/especiales/yo-vivi-para-contarlo