Sin obra pública y delincuencia a la alza, Atlixco está paralizado

Por La Jornada de Oriente | Martes, Septiembre 23, 2014

El gobierno panista de Atlixco está paralizado: no hay obra pública relevante, la mayoría de las patrullas de la Policía no circula y los índices delictivos están en ascenso, no se tapan los baches a tiempo y existe una relación conflictiva entre la autoridad con comerciantes y proveedores, a quienes le retrasan los pagos. Y la respuesta que el alcalde José Luis Galeazzi Berra ofrece a este tipo de problemas es aparecer disfrazado de Policía y desfilar por las calles de la cabecera municipal.

En Atlixco se siente un enorme desconcierto, pues por primera vez hubo una reelección de un alcalde –ya que Galeazzi fue el segundo edil panista en la historia del municipio, a finales de los años 90– y la opinión pública en general esperaba encontrar a un presidente maduro, con mucha experiencia y planes a realizar, pero eso no ha ocurrido, la actual cabeza del ayuntamiento no hace nada relevante y actúa peor que un servidor público bisoño.

Aunque muchos lo consideran como uno de los alcaldes con mejor relación con el jefe del Poder Ejecutivo, Rafael Moreno Valle Rosas, eso no se traduce en un proyecto de gobierno ambicioso, novedoso o por lo menos, que atendiera los problemas más urgentes de resolver. El ayuntamiento de Atlixco en siete meses se ha sumido en el marasmo, en la política del dejar hacer, dejar pasar. Lo malo es que esa parálisis ha sido aprovechada por grupos delictivos.

Una muestra de que en el gobierno de Galeazzi no pasa nada relevante es la lectura a los comunicados de prensa del último mes, que tuvieron los siguientes temas:

La invitación a que la gente acuda al Huey Atlixcáyotl, la premiación que el ayuntamiento hizo a los ganadores de los concursos de las fiestas patrias, el equipamiento –consistente en unos pocos aditamentos– del Departamento de Limpia, la información de que en Atlixco se conmemora el Día de la Protección Civil, la invitación a una conferencia sobre protección civil y se presumió que el municipio es ejemplo regional en prevención de delincuencia y violencia.

Y se revisa la página de internet del ayuntamiento y se lee la lista de los primeros 100 logros, realizados en 100 días de gobierno; lo primero que salta a la vista es que no tenían con qué llenar ese formato.

Veamos un ejemplo; el logro 47 de esa lista dice que se creó un reglamento de gimnasios al aire libre. ¿Qué?

Por más que este columnista se quebró la cabeza no encontró la trascendencia de ese supuesto logro. ¿O qué acaso es importante prohibir elevar las piernas más de la cuenta al estar en un aparato o no respirar de manera acelerada, o no invadir un sitio que ya está ocupado?

Para rellenar esa lista sorprende que nueve espacios se ocuparon con la siguiente descripción: “Dignificación de calle”, que otros nueve renglones se llenaron con “La entrega de computadoras y conectividad de escuelas”, que otros tres con la instalación de gimnasios al aire libre, y que se considere como algo de suma relevancia la entrega de 18 aparatos ortopédicos –no por la intención, sino por el número tan reducido de artefactos– o a que a 57 escuelas se les regalaron básculas.

Y que se hizo la semana de la salud y se firmó el Subsemun, que es un programa de seguridad pública, las cuales son acciones que realizan de manera convencional todos los ayuntamientos importantes del estado.

Frente a tal frivolidad es necesario preguntarse: ¿con esas acciones se puede gobernar un municipio que tan sólo en su cabecera tiene más de 90 mil habitantes?

La respuesta es que no. Atlixco es un municipio que gozaba de ser un lugar de mucha tranquilidad, de una elevada actividad comercial y turística, un importante centro de abasto de flores y productos del campo, y con muchos desarrollos inmobiliarios de todo tipo, pero entre ellos los destinados para residencias de descanso. Ahora esa armonía está en riesgo.

Durante el pasado gobierno municipal, encabezado por el panista Ricardo Camacho Corripio, se desataron los robos de autopartes y sucedieron varios hechos de violencia, además de que creció el narcomenudeo y se detectó la presencia de importantes figuras del crimen organizado.

Ahora, en el presente trienio se está registrando un importante crecimiento de robos a casa habitación, de todo tipo, sin que se dejen de cometer otros ilícitos.

La respuesta que ha ofrecido Galeazzi es que un número importante de patrullas de la Policía no circulan y están guardadas en el recinto ferial, pues se sabe que no se han renovado los seguros y en ocasiones no hay vales de gasolina.

A los policías municipales, que son una cantidad muy reducida, ya que rondan los 100 efectivos, se les homologaron sus salarios, lo cual representó un aumento de entre 200 y 400 pesos en sus ingresos. Es decir, casi en nada se cambió sus precarias condiciones laborales.

Lejos de que el alcalde Galeazzi mostrara interés, preocupación, por atender el creciente miedo ciudadano a sufrir un robo o asalto, el alcalde optó por disfrazarse de policía y salir a marchar el pasado 16 de septiembre.

El alcalde quiso emular a Felipe Calderón cuando al inicio de su sexenio se vistió con un uniforme castrense, lo cual fue el anuncio de que iba a militarizar el país.

Con tal comportamiento Galeazzi está exhibiendo que su gobierno es frívolo, no tiene rumbo ni proyecto, y que su supuesta experiencia fue un engaño.