Marín, listo para armar una oposición que le dispute el poder a RMV

Por La Jornada de Oriente | Lunes, Septiembre 22, 2014

El ex gobernador Mario Marín Torres ha tenido, en menos de un mes, cuatro apariciones públicas –con su presencia ayer en la unción de Ana Isabel Allende Cano, como nueva dirigente priista– y mediante este activismo ha lanzado los siguientes mensajes: él será quien decidirá la mayoría de las 16 candidaturas del PRI en el siguiente proceso electoral; su estructura será la que opere y sobre todo, la que aporte el financiamiento a las campañas de proselitismo del partido en el próximo año, y está de regreso para disputarle, de manera real y frontal, el poder al actual mandatario estatal, Rafael Moreno Valle Rosas.

Marín supo guardarse tres años y seis meses para aprovechar dos factores claves: el primero es el desgaste de Moreno Valle en el ejercicio del poder y que no cumpliera su principal promesa de perseguir judicialmente a los marinistas, y el segundo, que no hay ninguna figura en el PRI con la capacidad de cohesionar, aglutinar y darle liderazgo a esta fuerza política.

Para bien o para mal, el único priista con capacidad de regresar al PRI a la competitividad electoral es Mario Marín Torres, situación que fue valorada en los Pinos y por esa razón se le dio instrucciones a César Camacho Quirós, el presidente nacional del tricolor, que se le permitiera al ex mandatario recuperar el manejo del partido, en alianza con algunas facciones, como es la que encabeza Juan Carlos Lastiri Quirós, el subsecretario de Desarrollo Social.

Todo indica que las cinco aristas con las que va a actuar Marín son las siguientes:

1. Ana Isabel Allende, quien es la primera mujer que llega a la presidencia del PRI poblano en toda su historia, se encargará de actuar en el terreno de las relaciones públicas, al aprovechar que es joven, de buena presencia, sin una mala imagen y con un perfil que le permitiría ganar presencia en sectores del electorado que son anti–priistas o siguen siendo anti–marinistas.

Allende tuvo su primer cargo importante cuando Mario Montero Serrano era presidente estatal del PRI, en el sexenio de Marín, por lo que nadie debe dudar de que sus lealtades están en primer orden con el marinismo.

2. Joe Hernández Corona, quien nació como operador político al lado de Marín desde hace poco más de dos décadas, en su cargo de secretario de Organización del PRI, será quien maneje la estructura marinista en el estado.

Hernández Corona tiene la virtud no solo de conocer la estructura del PRI, sino también las estructuras de los partidos opositores al tricolor, pues durante muchos años fue el encargado de resolver todo tipo de conflictos políticos–sociales–religiosos desde la extinta Secretaría de Gobernación.

3. Se sabe que se han empezado a hacer los primeros llamados al orden a los legisladores priistas locales y con mayor énfasis a los federales, para que corten el cordón umbilical que mantenían con el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas y se conviertan en el ala crítica del PRI.

4. De ahora en adelante el discurso del PRI se volcará en una constante y dura crítica al gobierno de Moreno Valle, quien ha acumulado más agravios, más rezagos sociales, más escándalos de corrupción y de abusos, más desesperanza ciudadana, más atención mediática nacional de corte negativo, más enconos y más rompimientos de alianzas políticas, a las que tuvo la administración de Mario Marín Torres.

Hasta hace un año todavía estaba vivo mucho del escarnio que se hizo contra la figura de Mario Marín, cuando éste era gobernador. Sin embargo, ahora los papeles se han invertido.

Los resultados positivos que hubo en el gobierno de Mario Marín, en todos los planos, son muy superiores a los de Moreno Valle.

Con Marín bajó la pobreza y con Moreno Valle se incrementó, de acuerdo con datos del Coneval.

En el sexenio pasado se hicieron obras caras y cuestionadas, pero nunca se cometieron excesos como los actuales proyectos de infraestructura, que poco aportan al desarrollo social y van a dejar endeudado al estado por los próximos 30 años. La administración morenovallista en tan sólo la mitad de un sexenio ha contraído un endeudamiento tres veces superior al que heredó.

Marín se metió en un grave escándalo por la detención de la periodista Lydia Cacho, pero nunca se manchó de sangre las manos tal como sí lo hizo ya Rafael Moreno Valle con la muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, quien murió por un proyectil lanzado por la Policía Estatal y en un operativo que fue ordenado desde la cúpula del Poder Ejecutivo.

En el anterior gobierno no hubo presos políticos, nunca se bloqueó a medios de comunicación, no se marginó de la obra a empresarios locales, no se persiguió a ningún líder o militante de una fuerza política opositora, ni se mandó a reprimir a campesinos y amas de casa. Y lo más importante: se contuvo el crecimiento de la delincuencia y la violencia en el estado.

Ahora, con Moreno Valle, hay presos políticos, tanto de activistas como de miembros de partidos políticos; algunos de los  miembros de su fuerza política, es decir el PAN, son objeto de amenazas y espionaje que proviene de las estructuras de gobierno. Los empresarios locales están marginados de la obra pública y de ser proveedores del Poder Ejecutivo. Y la delincuencia y la violencia han registrado el mayor crecimiento de la última década y media.

En resumen, Mario Marín tiene en sus manos un modelo para armar una oposición suficientemente poderosa para disputarle el poder a Moreno Valle.

Falta por saber si el retiro no le restó pericia en lo mejor que sabía hacer: ganar elecciones.