Rapiña y saqueo en Los Cabos reflejan idiosincrasia nacional

Por El Universal | Domingo, Septiembre 21, 2014

Lo que no destruyó el huracán Odile —en Baja California Sur—, lo destruyó la rapiña, el saqueo y el vandalismo de una turba que hoy no se reconoce en el espejo de la violencia tumultuaria. Al final, la ausencia de gobierno, alimentada por la codicia y la compulsión por el saqueo, resultaron más nefastos que la furia natural.

Y es que detrás de rachas de viento y lluvia provocados por el huracán, apareció la endémica ausencia de gobierno y de instituciones estatales en Baja California Sur. Y de la mano de la ingobernabilidad afloró la cultura del saqueo, la rapiña, el robo y el vandalismo. Dicho de otro modo; apareció lo que somos, el retrato de cuerpo completo de buena parte de la violenta sociedad mexicana.

Un retrato que, sin duda, enoja a muchos. Por eso la pregunta. ¿Y por qué tendría que ser diferente en BCS si, por ejemplo, en Oaxaca y Guerrero la mafia CNTE vandaliza, saquea y roba cada que le viene en gana; sea contra partidos políticos, aeropuertos, centros comerciales o porque voló la mosca? ¿Por qué tendría que ser distinto, si encapuchados impunes vandalizan, roban, saquean en el centro de la capital, por puro gusto o porque odian a un político? ¿Por qué tendría que ser diferente si, a lo largo y ancho del país y por la razón más descocada, distintos grupos sociales vandalizan y bloquean carreteras, aeropuertos, centros comerciales, vialidades primarias?

Sí, luego de Odile, Baja California Sur mostró lo feo del rostro social mexicano, en contraste con lo mejor de esa cara, mostrada hace 29 años, otro 19 de septiembre, cuando la solidaridad de miles de capitalinos apareció en brigadas que rescataban cuerpos de los escombros que dejó el terremoto; mientras otros improvisaban comedores, ambulancias, cadenas humanas de rescate.

¿Por qué razón, por ejemplo, luego del tsunami que devastó Japón no se produjo la rapiña y el vandalismo que se vivió en Baja California el pasado fin de semana? ¿Por qué razón, en el caso de Odile, no apareció lo mejor de los ciudadanos mexicanos solidarios con las víctimas del terremoto?

Entre muchas, dos razones podrían explicar el saqueo, el vandalismo, la rapiña y la violencia social que siguió al golpe de Odile. En primer lugar la ingobernabilidad que ha caracterizado BCS en las últimas dos décadas. Y en segundo, el autorretrato que todos vimos y que asusta a muchos. Es decir, que bajo la piel de no pocos ciudadanos de todos los estratos sociales, anida la cultura del vandalismo, la rapiña, el robo y la destrucción.

NO HAY GOBIERNO

En el primer caso, el de la ingobernabilidad, para nadie es nuevo que en los últimos tres gobiernos, Baja California Sur ha sido víctima de rapiña y saqueo político que llegó a la entidad cuando un ex priísta embozado como militante de izquierda —Leonel Cota Montaño— se apoderó del gobierno estatal con la ayuda de Andrés Manuel López Obrador, al que adulaba con viajes todo pagado a, por ejemplo, Los Cabos.

En realidad, Cota Montaño no fue gobernador de BCS. No, en los hechos fue el “rey de Baja California Sur”. Y su gestión se caracterizó por la rapiña, el saqueo y el robo del dinero público y de los bienes del estado. Realizó fabulosos negocios con la venta ilegal de tierras en La Paz y Los Cabos.

Durante años, Leonel Cota fue consentido y protegido de López Obrador, a cuya sombra de impunidad hizo y deshizo en Baja California Sur, al grado de que —como premio a su docilidad—, AMLO lo impuso por dedazo como presidente del PRD. De esa manera pudo mangonear a su antojo al PRD.

Al concluir su mandato como gobernador de BCS, Leonel Cota Montaño designó a su primo, Narciso Agúndez Montaño, como sucesor en el gobierno local, al tiempo que colocó a una hermana en la alcaldía de Los Cabos, para no descuidar el rentable negocio familiar de la venta ilegal de tierras. ¿Pero qué creen? Que Narciso Agúndez Montaño resultó un pillo de alta escuela y le robó hasta a su primo, Leonel Cota, al que debía todo.

Narciso Agúndez Montaño también se dedicó a saquear el estado y a vender tierras de manera ilegal, a miles de precaristas que se asentaron en el paraíso turístico de Los Cabos. Esos miles de defraudados con tierra sin servicios —y que son la clientela político electoral del PRD, del PAN y del PT locales—, son los mismos que luego del paso de Odile saquearon, robaron protagonizaron la rapiña generalizada.

Por eso, al dejar el gobierno estatal. Narciso Agúndez Montaño paró en la cárcel, por malos manejos del dinero público. Meses después compró a los jueces para quedar en libertad. Aun así, en la más reciente elección municipal, se postuló como candidato al municipio de Los Cabos.

Pero vale recordar que cuando Agúndez debía dejar el gobierno de BCS, intentó imponer a uno de sus parientes en el cargo, para cuidar las espaldas. Sin embargo, su hombre fuerte, Marcos Covarrubias, organizó un “motín a bordo” y se vendió al PAN, partido que lo recibió con los brazos abiertos, lo hizo candidato y luego gobernador.

Hoy, los hechos confirmaron que Marcos Covarrubias es un gobernador mediocre que antes, durante y después de Odile no atinó a mover un dedo para poner en marcha los sistemas estatales de Protección Civil y que a causa de que es un improvisado no entendió que es de párvulos que luego de un golpe como el de Odile, son urgentes operativos de seguridad contra la rapiña y el saqueo.

Por eso, durante dos días y sus noches la ingobernabilidad imperó en buena parte de Baja California Sur y —en una suerte de mimetismo del saqueo y la rapiña que por décadas han llevado a cabo los gobiernos estatales—, la masa social hizo lo mismo que los gobiernos estatales. El problema es que ningún gobierno municipal, y menos el gobierno estatal cuentan con la capacitación para hacer frente a una emergencia como la planteada por el saqueo, la rapiña y el robo. Los gobernantes de Baja California Sur saben robar desde el poder, pero no saben evitar el saqueo y la rapiña.

FUENTEOVEJUNA

Pero tampoco es nuevo que al amparo de la masa y del anonimato que brinda la turbamulta, sectores sociales de distintos estratos dejen ver lo peor de cada uno; los bajos instintos, la codicia, el vandalismo, la rapiña, el crimen. ¿Cuántos de los saqueadores de ayer en Los Cabos —que no robaron comida ni agua, sino pantallas y refrigeradores—, hoy se avergüenzan al verse retratados en el frenesí de la rapiña?

Por lo pronto, Odile deja fuera al PAN y al PRD en Baja California y “hará el milagro” del regreso del PRI en junio de 2015. Al tiempo.

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