Padrés, conejillo de indias para frenar a gobernadores opositores

Por El Universal | Lunes, Septiembre 15, 2014

Al arranque del gobierno de Enrique Peña Nieto no era sorpresa para nadie ver “de la mano, como hermanitos” a los jefes del PRI, PAN y PRD. Y no era nuevo el espectáculo porque a los tres grandes partidos políticos les animaba el espíritu unificador del Pacto por México.

Sin embargo, una vez pasado el tiempo del Pacto y aprobadas sus reformas, la política mexicana regresó a su estado natural: el de perros y gatos metidos en un costal. Asistimos al inicio de la guerra político electoral rumbo a la contienda de junio de 2015. Y muerto el Pacto nació la guerra político electoral.

Y como todo se vale en esa guerra, ya está a la vista la primera víctima de una batalla que será descarnada —de la que nadie se salvará en la clase política—, y que por el momento enfrenta al gobierno de Enrique Peña Nieto y al PRI, contra el PAN de Gustavo Madero y contra los distintos centros de poder en manos del partido azul, como son sus gobernadores y legisladores.

Y la primera víctima de esa guerra sin tregua se llama Guillermo, se apellida Padrés y es un político menor —por no decir mediocre—, que cree que gobierna Sonora. Pero lo preocupante del tema es que si bien Padrés llegó al gobierno de Sonora gracias al trágico incendio de la Guardería ABC —que mató a medio centenar de niños—, también es cierto que el panista saldrá del gobierno en medio de un desprestigio total, gracias a escándalos de trapacerías, transas y robos que favorecerán el regreso del PRI.

En pocas palabras, resulta que los sonorenses pasaron de “guate-mala” con el PRI de Eduardo Bours, a “guate-peor”, con el gobierno del panista Guillermo Padrés, cuya administración está muy lejos de ser alternativa al PRI corrupto, transa, indolente y sin resultados, ya que no sólo fue “más de lo mismo” sino que en muchos casos el gobierno azul resultó peor que los gobiernos del PRI.

En rigor, la crisis que vive Sonora no es sólo por las disputas del agua, tampoco por la contaminación que provocó Minera México en el Río Sonora. No, el problema y la crisis de Sonora vienen de lejos: se llama Guillermo Padrés, uno de los peores gobernadores que ha tenido Sonora, uno de los panistas más desfachatados y que gracias a su gestión fallida, a sus transas y raterías hará posible el regreso del PRI a esa entidad.

Pero cuando hablamos de una guerra del PRI y del gobierno federal contra Guillermo Padrés —choque frontal entre el gobernador de Sonora y el titular de Gobernación—, no nos referimos a una embestida deliberada y planeada desde el gobierno de Peña Nieto contra el gobernador panista de Sonora. No, lo cierto es que las torpezas de Padrés lo han llevado a tropezar con él mismo; a ser artífice de una crisis creada por su reducida estatura política, por su miopía respecto al cargo de gobernador que ostenta y a graves fallas en su gestión.

Y es que el peor enemigo de Guillermo Padrés no es el gobierno de Peña Nieto, tampoco el secretario de Gobernación y menos los delegados federales de Conagua, Profepa y Sagarpa, cuyos titulares fueron echados del estado por el gobernador, por cometer el pecado de exhibir las trapacerías del mandatario estatal. No, el principal enemigo de Guillermo Padrés es el propio Guillermo Padrés. ¿Por qué?

Porque tiene “una larga cola que le pisen”. Dicho de otro modo; resulta que el gobernador de Sonora trabajó intensamente en los primeros años de su gestión como mandatario estatal, no sólo para forjar una percepción negativa de su gobierno, sino para exhibir ante los ojos de todos toda clase de disparates, decisiones equivocadas, ejemplos de mal gobierno y, por si no fuera suficiente, dejó por todas partes huellas de sus presuntas transas.

En realidad Padrés “se puso de pechito” para ser utilizado por el gobierno federal como “conejillo de indias” para mandar un mensaje a los gobernadores opositores: “O se alinean o sentirán el frío presidencial”, dice el mensaje de Los Pinos a Padrés. Y claro, como Padrés sabe poco y entiende menos de los complejos códigos del poder, solito se subió a la cruz para ser crucificado como escarmiento de la turba política. “Escucha Juan, para que entiendas Pedro”.

Padrés nunca entendió que con Peña Nieto está de vuelta el poder presidencial centralista del viejo PRI; poder que sólo se combate con gobernantes honestos y eficaces. Y es que para tener la lengua larga, se debe tener la cola corta. Y está claro que a Padrés le sobra cola. Por eso el PRI regresará a Sonora. Al tiempo.