Crisis del gobierno poblano por caso Chalchihuapan arrastra a sus aliados políticos

Por Intolerancia | Viernes, Julio 25, 2014

La crisis del morevallismo, provocada por el mal manejo del conflicto originado por la brutal represión en contra de los campesinos de San Bernardino Chalchihuapan, arrastra sin piedad a sus aliados políticos.

El PRD es hoy víctima de sus alianzas y, lejos de revalorar sus principios y valores, cada vez se aleja más de la lucha social y de la defensa de los derechos humanos, y se arrodilla al poder político que lo controla.

El dirigente estatal del PRD, Erik Cotoñeto Carmona, acostumbrado a la simulación, desde siempre ha sido fiel servidor del morenovallismo. Cuando fue diputado local, ni una sola palabra en contra del gobierno local, solo pedía favores y recursos económicos para el proceso electoral del 2013.

Guardó silencio. Jamás se pronunció en contra Vargas Fosado cuando reprimió a los comerciantes de la 42 Poniente, frente a la Secretaría de Finanzas; tampoco fijo postura alguna cuando reprimió a los pobres campesinos de Chignahuapan, donde mujeres fueron las más afectadas.

Hoy, ante la brutal represión morenovallista, actúa fiel a sus intereses y simula ser el dirigente de un partido que defiende las causas sociales.

El limpiologo, como lo conocen sus allegados del PRD, por miedo se rehúsa a asumir una postura firme y sólo espera las instrucciones del senador Luis Miguel Barbosa Huerta para poder actuar.

Guarda silencio, cuando el PRD debería ser el primero en defender las libertades políticas y los derechos humanos de la sociedad, porque son parte de sus valores políticos fundamentales.

Contrario a esos principios, Cotoñeto Carmona y la diputada local Socorro Quezada la han satanizado y nunca dejaron pasar oportunidad alguna para denostarla y atacarla por instrucciones oficiales ante los militantes del Sol Azteca.

En una reunión con el gobernador, el director de la CFE y legisladores federales, Quezada Tiempo se aventó la puntada de "resolver" el asunto del gaseoducto con los campesinos, porque, según ella, conoce el campo. ¿Y luego qué pasó? Nada.

El dirigente local y su camarilla, compuesta por la diputada Quezada, Arturo Rojas y Ruth Castro, se desligaron de la lucha social en la junta auxiliar de Chalchihuapan y, peor aún, lejos de solidarizarse con su compañera de partido, la han atacado.

Erik Cotoñeto Carmona quiere ser candidato a diputado federal por el distrito de Huauchinango, apoyado por la directora jurídica de aquel municipio.

Preocupado más por sus intereses personales, Cotoñeto Carmona, se olvidó de velar los principios del partido. De ahí que los cuatro diputados locales del PRD hacen lo que les pega la gana, sin ningún rubor y principios.

El coordinador legislativo Carlos Amador no es perredista y poco le importan los derechos humanos. Los otros dos que presumen su militancia —Quezada Tiempo y  Julián Rendón— se doblegan ante el poder y se olvidan de la lucha social.

Esta izquierda y sus representantes de papel también son responsables de la brutal represión, porque aprobaron y votaron la iniciativa de la llamada "ley Bala".

Dejaron a un lado los verdaderos principios de la izquierda y los valores del PRD: las libertades políticas, los derechos humanos, la justicia y la democracia. Y prefirieron estar del lado del poder y el dinero.