El estigma de culpable persigue a Moreno Valle

Por Status | Miércoles, Julio 23, 2014

En estado de descomposición se encuentra ya el gobierno de Puebla.

Nadie puede remediarlo.

El gobernador pasó de omnipotente (que lo tiene y lo puede todo) a impotente (que no tiene poder, fuerza ni potencia para hacer algo).

No le alcanza el dinero, la influencia, las relaciones o la exoneración para devolverle la vida al niño muerto en Chalchihuapan. Imposible.

Y más si fue asesinado por una bala represora de policías que seguían instrucciones de “pártanles la madre para que aprendan quién manda; nadie me toma carreteras”, fue el mensaje que recibió el secretario para -a su vez- proceder al desalojo.

Tampoco cabe esa torpe campaña de desprestigio contra el menor, la madre y la diputada Roxana Luna. Es tan grotesca que refleja en nivel de desesperación. La realidad está equivocada, yo no, es el mensaje.

El status quo cambió en su contra. Lo que tanto favoreció al régimen morenovallista en casi 4 años de mandato, hoy le resulta adverso. Pudo revertir todo, pero la soberbia lo nubló, amén de creer a ciegas en sus ineptos colaboradores.

Y es que no existe antídoto o defensa frente a la represión policiaca que mató a un niño.

La indignación aumenta conforme avanzan las manecillas del reloj del sexenio. No hay escapatoria. Lo que ocurrió en Chalchihuapan fue deleznable.

La vox populi -se lo decía- ya emitió un veredicto y encontró culpable al gobierno de Puebla y en particular a su mandatario Rafael Moreno Valle.

Son estigmas que perduran de por vida.

Y todo lo que está alrededor se pudre. Se los dijo una vez Mario Marín a sus principales colaboradores en el ocaso de su sexenio: “ser marinista, huele mal, apesta”.

Lo mismo ocurre con quienes se sintieron arropados por un gobernador que controló hasta sus agendas personales. Muchos de los encumbrados andan de vacaciones o de bajo perfil. Siguen sin dar la cara.

Alfonso Esparza, rector de la BUAP, de viaje de placer, mientras que Tony Gali, alcalde de Puebla, hasta se olvidó que cumplió un año de haber ganado las elecciones por la capital. Ellos, cómplices con su Tripack para ahorcar a los medios de comunicación incómodos y dizque crear un frente de protección ante cualquier crisis.

Ya vieron que valió madre su Tripack. Lo del escándalo de Chalchihuapan es la punta del ice berg de lo que vendrá en otros frentes: corrupción, lavado de dinero, operaciones financieras irregulares, obras infladas y beneficios en programas públicos a particulares.

¿Cómo andará el índice presidencial en México?

¿En qué nivel se encontrará Moreno Valle?

¿Apostarían los inversionistas sus capitales para un proyecto con el poblano en el 2018?

Y ¿tendrá los márgenes de maniobra para sacar adelante el 2016 con Cabalán Macari o Tony Gali, quienes como Zavala y otros más acarrearán el estigma?

La bala asesina del menor parece que mató a otros, pues el niño será su fantasma de todo aquello que provenga del grupo morenovallista.

Pero lo peor es que apareció el escarnio público (burla muy ofensiva y humillante que se hace con la intención de herir y ofender).

Rafael Moreno Valle ya no logró pasar a la historia como el mejor gobernador de Puebla.

Seguro le queda claro.

Frente a esta realidad, pues será inevitable el gabinete de emergencia para sortear lo que resta del sexenio ante los embates de una realidad y grupos que lo quieren fuera de Puebla.

Llegó la hora de los deslindes de quienes hasta antes del 9 de julio le brindaron todo su respaldo.

Ellos también se juegan su prestigio.