Con la muerte de José Luis Tehuatlie, se va el prestigio del gobernador de Puebla

Por Eje Central | Miércoles, Julio 23, 2014

José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, que murió a los 13 años el sábado pasado como consecuencia del impacto de un proyectil durante un enfrentamiento de la policía con vecinos de San Bernardino Chalchihuapan que habían tomado la carretera para pedir una oficina del Registro Civil en su comunidad, fue enterrado este martes junto con una buena parte del prestigio del gobernador Rafael Moreno Valle. Cuál es la verdad sobre quién disparó ese proyectil –la policía, según los pobladores en esa comunidad; alguien entre los locales, según las autoridades poblanas- será dilucidado por los peritajes. Pero para quien sueña con la candidatura presidencial en 2018, el revés es terrible.

Moreno Valle quiso resolver en medios un tema judicial, y perdió el control de la comunicación política por errores en el manejo, precisamente, de la comunicación política. Con esto, el conflicto local se convirtió en gas tóxico para sus ambiciones. El diario Cambio de Puebla exhibió sus intentos por manipular a los medios poblanos, a quienes aseguró que “los responsables de la muerte de José Alberto Tehuatlie fueron los propios pobladores de San Bernardino”, y que lo había matado un cohetón, sugiriendo que habían sido los propios comuneros. No aportó más pruebas que su palabra, que chocó con la de la madre del menor, que dijo todo lo contrario.

El gobernador insistió en prácticas viejas y pestilentes, y cuando brincó el tema a medios nacionales, sus operadores quisieron comprar conciencias periodísticas. La versión oficial de lo que sucedió en Chalchihuapan no cuajó, y se puede alegar que por culpa de lo atascado de la operación mediática. Cambio publicó que el sábado promocionaron la fan page de Facebook denominada La Verdad en Puebla –ya deshabilitada-, y el domingo subieron otra, Los de Abajo. En forma separada hicieron dos publicaciones del mismo video con títulos diferentes: “¿Qué mató al niño José Luis Tehuatlie Tamayo? Entérate de la realidad de la boca de su madre”, y “La verdad sobre los lamentables hechos en Chalchihuapan, Puebla. Y las contradicciones de la diputada del PRD de Puebla, Roxana Luna, que fue la que movió a esta gente inocente”.

Luna, que desde un principio asumió la defensa de los pobladores de Chalchihuapan, fue objeto de una campaña negra en redes sociales, y páginas pagadas para denostarla. Cambio reportó que otro video fue subido el domingo, La Otra Cara del 9 de Julio, en el que el policía estatal Mario González Ricaño, uno de los dos que retuvieron un tiempo los pobladores de Chalchihuapan, narra cómo fue “sometido y golpeado”, y deja entrever que había un grupo entre los manifestantes que “iba preparado” para el choque con los uniformados y arengaban a la gente. En ese video de dos minutos de duración, agrega que los policías sólo llevaban escudos, casco y “equipos de gas“, mientras que iban jóvenes con la cara tapada que incitaban a la gente, y otros con bombas Molotov, gritaban “¡hay que quemarlos!”.

La intensa campaña de propaganda y de contrainformación de estos días, avivó el debate en Puebla y los socializó nacionalmente. La muerte del menor, en la lupa nacional, provocó que el gobernador perdiera el control de su operación política y diera tumbos. Las denuncias previas en las redes sociales no habían prendido en el país, hasta este fin de semana, cuando con sus propias acciones y la de sus colaboradores, las detonaron. Su problema creció.

La corresponsal de Eje Central en Puebla, Elvia Cruz, reportó que desde el domingo aparecieron pintas en puentes peatonales, negocios y  domicilios particulares con mensajes de “Moreno Valle asesino” en las inmediaciones de Chalchihuapan, y que grupos de ciudadanos abrieron en la plataforma Change.org una petición para que el Congreso lleve a juicio político al gobernador por la utilización de balas de goma para disolver manifestaciones, una de las cuales, insisten en Puebla, mató al menor. El gobierno de Puebla ha negado la utilización de balas de goma, pero como si eso fuera falso, Moreno Valle dio pasos apresurados hacia atrás.

Este domingo, en un esfuerzo más por salir del problema en el que está hundido, anunció que buscaría derogar la ley que regula el uso legítimo de la fuerza pública y permite disolver manifestaciones con armas, conocida como “La Ley Bala”, que aprobó el Congreso local a mediados de mayo. Pero el anuncio, lejos de beneficiarlo, lo arrinconó más. Moreno Valle no ha sabido responder públicamente a la crítica y la denuncia, y viejas tácticas intimidatorias, como las usadas contra la diputada Luna y sus críticos, se le han revertido.

Optar por la vía del litigio en los medios en lugar de anclarse en el fallo de los peritajes finales, fue calcular muy mal su capacidad de operación política. En los últimos días se ha visto que Moreno Valle ha cultivado más enemigos que aliados, y que aún quienes se encuentran de su lado, han sido tímidos en su defensa. En la opinión pública, él es culpable. La situación en la que se encuentra, por más injusta que así la considere el gobernador, es donde él mismo se colocó al equivocar la receta para rescatar a su gobierno, a él y a su futuro político, donde la muerte de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo no dejará de perseguirlo.

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