En México, sólo 3 mil 140 permisos para portar armas

Por El Universal | Jueves, Abril 3, 2014

En una página de anuncios clasificados en internet un letrero llama la atención de Ricardo: “Tramito licencia de portación de armas”. Se pregunta si ese aviso será la respuesta a los tres intentos fallidos de conseguir el cotizado permiso que actualmente poseen sólo 3 mil 140 mexicanos, y de ellos únicamente 20 mujeres en todo el país, es decir, 0.002% de la población total.

El “vendedor” del permiso, que dice vivir en Guadalajara al igual que Ricardo (nombre ficticio), fija la tarifa en 10 mil pesos, pero puede ir hasta los 100 mil. En diversos foros de discusión, como el de México Armado, se alerta de que se trata de coyotes, pues aunque el permiso puede lucir auténtico, al momento de cotejarlo en el sistema oficial no hay registro de él.

“Mejor ni meterse en broncas”, dice Ricardo, “porque si Dios no lo quiera la llego a usar [el arma] porque me intentan robar, y en el Ministerio Público se dan cuenta, a mí me va peor que al ratero”.

Para saciar su curiosidad, Ricardo escribió al mail de contacto del anuncio pidiendo informes. En la respuesta, el ofertante enlistaba los requisitos que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) exige para realizar el trámite: “Carta de no antecedentes penales, en caso de que no la pueda tramitar o no tenga tiempo no importa aquí yo veo como le ago pero si necesito que sea sincero y me diga si tiene o no tiene ya que al momento de meterlo al sistema Sedena checa en plataforma mexico sus antecedentes y si tiene, por más contactos que tenga no se puede realizar el trámite, es por eso que es necesario que diga si tiene o no tiene (sic)”.

Además, el responsable del anuncio amplió su oferta: “IMPORTANTE. El permiso de arma se hace para defensa y protección y usted podrá portar una arma no mayor a calibre .380… este permiso tiene un costo de diez mil pesos. Si usted requiere portar un calibre mayor a .380 le puedo tramitar un permiso como escolta de funcionario público de nivel 1 en el cual usted podrá portar armas de calibres como .45, .9mm, .38 solo pistolas , no rifles no fusiles no escopetas , no sub o ametralladoras, es exclusivo para pistolas.

“Este permiso es más caro pero usted prácticamente portara una credencial de policía estatal asignado como escolta de funcionario de nivel 1, con permiso de portación y permiso de vestimenta civil”, remataba. El costo por esta segunda licencia sería de 20 mil pesos”.

El vendedor, que muestra también su cara “consciente”, agregó al pie del correo: “Es muy importante que antes de tramitar cualquier permiso tenga en cuenta que tener permiso de portación de arma es un riesgo si usted no sabe controlarse en situaciones difíciles, ya que este permiso no lo hace impune a que lo metan a la cárcel si usted dispara lesiona o mata alguna persona... una arma de fuego en malas manos es una vida en peligro de alguna persona, pienselo 2 veces”, dice.

Toda la transacción se realizaría vía internet y con depósitos bancarios. La pistola que quedaría registrada a su nombre sería enviada por mensajería, “por seguridad no puedo darle ningún (número) de teléfono ni vernos físicamente”, agrega el vendedor.

Otro caso es el de Ignacio, empleado corporativo en la Ciudad de México, quien conoció a otro vendedor de permisos de portación de armas en Iztapalapa, de nombre Mario, quien, asegura, “tenía gente en la Sedena”.

Ignacio lo conoció cuando buscaba vender un arma a través de un foro. Quien respondió al anuncio fue Mario. “Fue raro, porque no regateó. Yo pedía 20 mil pesos, mismos que me dijo ‘aquí están’”.

Cuando hicieron la transacción en la casa de Mario, éste tenía listos para entregar seis permisos a un costo de 60 mil pesos cada uno, cuando el precio por el trámite —sólo si es otorgado— es de unos 2 mil pesos. El arma que le compró a Ignacio era para venderla junto con uno de ellos. “También te vendía el paquete completo: permiso y arma, por 80 mil. Él no le sacaba nada a las armas, su negocio son los permisos”, dice. Ignacio le vendió después un segundo artefacto; nuevamente Mario tenía seis o siete permisos listos para entregar. Aunque los documentos parezcan legales, no se sabe con certeza si lo son.

“Es más fácil sacarse la lotería”

Aunque por ley cualquier mexicano tiene derecho a tener un arma en su domicilio —previo registro ante la Defensa Nacional—, son contados quienes tienen una licencia de portación. “Es más fácil sacarse la lotería que obtener la licencia”, dice Ricardo.

En los últimos seis años, de 2008 a 2013, sólo se otorgaron 318 licencias individuales de portación de armas, de las mil 627 que fueron solicitadas; es decir, más de 80% de solicitudes fueron rechazadas.

La restricción en las licencias se evidencia al comparar el número de poseedores registrados en la Sedena, 3 millones 118 mil 592 contra 3 mil 140 portadores autorizados; es decir, sólo 0.1% de personas que poseen armas legales en el país están autorizadas a portarlas.

En una solicitud de información hecha por EL UNIVERSAL a la Sedena, la dependencia informó que el Distrito Federal encabeza la lista con más licencias de portación, con mil 743. Le siguen Nuevo León con 586, Estado de México con 296, Jalisco con 105 y Querétaro con 86. Las armas más comunes amparadas en una licencia particular individual son las cortas, marcas Glock y Pietro Beretta, calibre .380.

Las razones para conceder o rechazar las solicitudes quedan bajo el criterio de la Sedena, explica el general brigadier industrial Adolfo Mendoza, director general del Registro de Armas de la Sedena: “Es relativo, porque como es a juicio de la secretaría, no necesita haber una justificación muy plena; normalmente a las personas se les explica que la seguridad es función del Estado.

“Hay muchas personas interesadas en armarse, pero pocas a las que la Defensa realmente le parece que justifican el hecho de portar un arma”, agrega el general.

Para Ernesto Villanueva, investigador de la UNAM, “la portación de armas en México es discrecional”, sólo aquellos que tienen “contactos” consiguen una autorización.

“La respuesta de la Sedena siempre va a ser que no autoriza la portación de armas, porque la Policía y el Ejército están para salvaguardar a la población, lo cual es una falacia, porque es imposible para el gobierno poner un elemento de seguridad a cada uno de sus ciudadanos”, dice Luciano Segurajáuregui, vocero del foro México Armado.

Julio Azcarategui, administrador del club de tiro Las Mesas, explica que los vacíos legales vician toda la movilidad de las armas de fuego, pues en caso de no tener permiso de portación, sólo pueden sacarla de su domicilio mediante una autorización especial otorgada por la vinculación a un club de tiro.

Roberto Jayme Casillas Vázquez, quien tiene permiso de portación por ser teniente coronel retirado, nos muestra las armas que tiene en su domicilio, una calibre .45 de uso exclusivo del Ejército y otra calibre 25. “Quiero que quede muy claro: el hecho de que un arma sea registrada no quiere decir que tenga derecho a portarla. Tiene derecho a tenerla en su domicilio para su integridad y la de su familia”, explica.

Sobre la posibilidad que tiene un civil para adquirir un arma, comenta que éstas se pueden comprar directamente en la Sedena o a un particular: “Si está registrada, el que me la está vendiendo tiene que enseñarme su registro; también para comprarla hay otro formato que se llama registro de compra-venta entre particulares, donde vienen los datos del comparador”.

El precio de las armas que tiene el catálogo de la Sedena puede ir de 4 mil a 100 mil pesos.

El teniente coronel dice estar muy consciente de la venta ilegal de artefactos. “Es sabido que hay un mercado negro de armas no registradas, que por lo general se consiguen en Tepito”, afirma.

Desde su punto de vista, “sí conviene tener un arma para la seguridad de la familia, pero no portarla; y es importante que quien la tenga la sepa manejar, porque si no sale contraproducente, ya que puede haber accidentes”, pero está de acuerdo en que se otorguen portaciones a profesiones de riesgo una vez que el ciudadano compruebe su forma honesta de vivir.